Rajados en civismo
Es triste y preocupante que los bumangueses hayamos sido rajados por un estudio sobre civismo y comportamiento ciudadano.
Hace treinta años éramos la Ciudad Cordial de Colombia.
Aquí se respetaba el semáforo en rojo hasta en la noche, no se tiraban papeles a la calle, se tomaba el bus en las paradas, se cedía el puesto a las damas, se saludaba, se despedía, se respetaban las filas, se cuidaban los parques, se cedía el paso, se mantenían limpios los bienes públicos o por lo menos no se ensuciaban, se acataban las normas de tránsito y se tenía más respeto por la autoridad.
Hoy, según el estudio de Bucaramanga cómo vamos, la percepción que se tiene es que la mayoría no respeta las señales de tránsito, ni el ornato público, ni las filas. No se profesa respeto por los niños ni ancianos, no se es tolerante ni se respeta a las mujeres.
Además, se usan poco los puentes peatonales y las cebras, se pita por todo, se arrojan papeles, vasos plásticos, empaques y hasta latas por la ventana de los carros.
¿En qué momento extraviamos el camino?
La vida ha cambiado, la ciudad ha crecido, la comunidad ha evolucionado pero las buenas costumbres se deben conservar.
¿Qué hacer ante este panorama?
¿Por qué no rescatar la cátedra de civismo en los planteles educativos de la ciudad?
¿Por qué no volver a las buenas costumbres desde el mismo seno del hogar?
Es una labor de todos velar porque la sana convivencia reine de nuevo en nuestra ciudad.
No es difícil; sólo con algo de voluntad se puede.