La contaminación del aire que respiramos
Se considera el aire como un bien común limitado, indispensable para nuestra vida, por lo tanto su utilización debe estar sujeta a normas que eviten el deterioro de su calidad, de tal modo que se preserve su pureza como garantía del normal desarrollo de los seres vivos sobre la tierra.
La lucha contra la contaminación del aire no se ve actuar en la zona metropolitana de Bucaramanga por parte de las autoridades competentes encargadas para tal fin.
La CDMB coloca unos medidores del aire que respiramos en ciertos lugares de la ciudad que sirven de piedra de tropiezo para la movilidad de los peatones.
Son enormes cajas metálicas que son usadas para pegar avisos publicitarios, así las consideran los que ignoran para qué sirven estos aparatos.
Los encargados de estos aparatos no informan a la opinión pública cómo se encuentra el aire que respiramos, qué grado de calidad ostenta.
No se hacen campañas pedagógicas para prevenir la contaminación por fenómenos de concentraciones de fábricas y por la congestión del tráfico automotor viejo que emanan grandes cantidades de gases venenosos que pueden llevar a perturbaciones irreversibles del equilibrio ecológico y cuyas consecuencias a largo plazo no son fácilmente previsibles.
Otro factor de defensa son las zonas verdes, los verdaderos pulmones de la ciudad que se deben reforestar, hacer podas técnicas e incentivar programas para la defensa del medio ambiente protegiendo la calidad del oxígeno que respiramos.
Todos tenemos el deber de trabajar para lograr una ciudad limpia y habitable sustento de una mejor calidad de vida para las generaciones futuras.