Cara a cara
Nancy Rodríguez Guevara
Editora Gente de Cabecera
Qué bueno era querer en tiempo real, frente a frente. Así era antes.
Bien importante que era tener a alguien para compartirle los problemas, para sentir un abrazo o simplemente para contar con esa compañía del amigo que nunca abandona.
Ahora los chicos hablan horas interminables por sus móviles, ríen, lloran, juegan, se divierten, viven en ellos, con ellos y para ellos.
Se ha perdido la cercanía, se ha perdido el calor verdadero de la amistad, cuan lejos está ahora el escuchar, el ver, el oler a esa persona al frente, cara a cara.
Los jóvenes están perdiendo esa oportunidad de interpretar un gesto, de leer una mirada, de sentir un roce cómplice, de oler a ese amigo cercano. Cómo volver a ello?
No se trata de satanizar la tecnología, se trata de encontrar un equilibrio sano y darle la real importancia al otro, al amigo, a ese ser que está ahí. Darle la real importancia al cara a cara que antes era prioritario.
Ahora el “necesito hablar contigo” significa “conéctate y hablamos de ese tema que tanto nos interesa”, pero sin las sensaciones de una mirada, un enojo, una sonrisa reales. Antes era el anuncio de que se iban a encontrar frente a frente, cara a cara, que iban a hablar, que discutirían si fuera necesario, y se reconciliarían con un abrazo de llegar a un acuerdo.
El estar frente a la otra persona obliga a mirarlo al rostro, lleva a interpretar esa mirada de aprobación, rechazo, rabia; lleva a sentir realmente las emociones de tener al otro presente.
Los emoticones bien ayudan para tratar de plasmar el estado de ánimo, pero ¿ayudan en la cotidianidad para interpretar la realidad que va más allá de lo virtual, el cara a cara o el face to face?