Un artista de las letras que evoca grandes recuerdos

Por: Edward Grimaldos Gómez

Recordar las aventuras y simplicidad de la infancia, así como evocar las tradiciones más profundas de los pueblos de Santander, es lo que permite las poco más de 100 páginas del libro “Los cuentos de Esteban y otras memorias lindantes”, la más reciente obra literaria del autor santandereano Rafael Saavedra Hernández.

Nació en Curití, pero pasó gran parte de su adolescencia y juventud en la ‘Ciudad Bonita’. Estudió Idiomas en la Universidad Industrial de Santander, UIS, con el deseo de viajar por el mundo, y gracias a su amor por la escritura creativa logró cumplir ese sueño: se hizo acreedor de una beca en la Universidad del Estado de Nueva York, en la ciudad de Albany, en donde se tituló como Doctor en Literatura Latinoamericana, logrando convertirse en docente de esta misma institución por cerca de 10 años.

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Mientras desarrollaba sus labores como docente en el exterior publicó sus dos primeras obras literarias “Los pollitos dicen pío, pío, pío” (1998) y “Marta se casa” (2003) bajo el sello de Publicaciones UIS.

“Mientras estaba en Estados Unidos venía constantemente a Colombia durante mis vacaciones, de manera que presenté mis propuestas ante la UIS y me apoyaron con la publicación. Fueron obras de historias cortas, que unidas se consolidan en una gran novela”, comentó Saavedra.

Al regresar de Estados Unidos se vinculó con su alma máter, la UIS. Allí se dedicó a la docencia en el área de la literatura hasta el 2017. Se retiró y se concentró en la culminación de su último libro, al tiempo que dirige la tertulia literaria que organiza mensualmente el Centro Colombo Americano.

“Creo que mi tiempo en las aulas ya culminó. Sin embargo mi amor por la literatura y de compartir lo que sé, permanecen a través de mi libro y de las tertulias literarias”, señaló.

«Uno de mis objetivos es entender la literatura como arte, usando la palabra, para poder llegar a lo que se denomina la difícil sencillez, pero una sencillez que esconde todo un mundo de mensajes. Ahí es donde considero que radica el arte de saber escribir». 

Su libro, un aporte a la memoria

Como él mismo lo describe, “Los cuentos de Esteban y otras memorias lindantes”, es una retrospectiva a cómo se vivía la infancia seis décadas atrás.

“La gente podrá ubicar que las historias se centran en un pueblo santandereano cualquiera, basado en las historias que vivía un niño llamado Esteban. Pero también podrán descubrir otras historias, las lindantes, que son diferentes a las de Esteban, pero que también guardan relación tanto con el pueblo, como con el niño”, explicó el escritor.

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Insiste en que se centra en la nostalgia de una época que ya pasó y que tal vez no volverá.

“Las historias son muy tiernas, mientras recuerdan un lugar y una época que ya pasó a la historia. Es aquel tiempo en el que se jugaba con el trompo, se recogía la leña, la gente no tenía energía eléctrica y no existía el consumismo. Por eso es la excusa perfecta para que los adultos evoquen su infancia”, agregó Rafael Saavedra.

Dentro de esa intención de evocar el pasado, se tocan temas que marcaron profundamente esas épocas, como lo es la violencia.

“Podemos decir que el libro se centra a finales de la década del año 1950 o inicios de la década de 1960, una época marcada por la violencia, que se aborda de manera sutil, con acciones muy sencillas que el lector puede identificar”.

Saavedra Hernández explica que “Los cuentos de Esteban y otras memorias lindantes” es una especie de continuación de las historias que se abordaron en sus anteriores libros, sin perder la autonomía narrativa.

“Es un libro complementario, las personas que hayan leído mis anteriores obras podrán ver que las historias tienen relación. No obstante, quien no las conozca también podrá disfrutarlo perfectamente”, explicó.

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Esta novela fue presentada hace unos meses en la Academia de Historia de Santander, cuenta con ilustraciones de Yaritza Mendoza, una de las estudiantes de Rafael en la UIS, y se imprimió de manera independiente.

Por eso, a través de sus propios medios, ha intentado promocionar su libro para dar a conocer el arte que construye a través de las letras, más allá de un interés lucrativo.

“No tengo el apoyo de ningún sello editorial porque quiero mantener la independencia de los derechos de autor, además mi interés no tiene fin lucrativo, simplemente pretendo que se lean mis libros, que los compren para que lo conozcan y tal vez de esa manera apoyen una próxima publicación”, puntualizó.