A cumplir lo prometido
Nancy Rodríguez Guevara
Editora Gente de Cabecera
Desde muy chicos en nuestros hogares nos enseñaron a cumplir normas para lograr una sana convivencia, dentro y fuera de casa.
Es el momento de demostrar que eso quedó en lo más profundo de nuestro subconsciente y que no es necesario que nos lo recuerden a cada rato.
Nos enseñaron que cada quien tiene una responsabilidad. Los padres: dar buen ejemplo, atender las necesidades básicas del hogar (alimentación, salud, recreación), cumplir lo prometido, entre otras. Los hijos: responder con sus obligaciones académicas, colaborar en las tareas de la casa, cumplir con lo que se compromete y acatar las normas, entre otras.
Ya grandes, lo mínimo que se espera es que en el ámbito profesional sean líderes responsables, empoderados en sus funciones, cumplidores de sus responsabilidades.
Es por esto, que ante tanto mandatario joven que llegó a las administraciones públicas, son muchas las expectativas.
Que cumplan con lo prometido, que arreglen y cuiden la ciudad como si fuera su propia casa, que empiecen por limpiar tanta suciedad que dejaron a lo largo y ancho de calles, muros, puentes, postes y demás.
Lo mínimo que se espera es que no lleguen a experimentar, que se rodeen de mentes valiosas que aporten y no de amigos de barrio a los que se les deben favores, que procuren nombrar en los cargos a profesionales idóneos e intachables que tengan conciencia ciudadana y valores infundados desde la cuna, para que lleguen a generar propuestas en beneficio de la comunidad que los llevó a estos cargos.
Bucaramanga y el área metropolitana merecen y necesitan buenos administradores de lo público que piensen en grande.