Cabecera: un sector de riqueza natural
El pasado miércoles 5 de junio se celebró el Día Mundial del Ambiente. Por esta razón la revista Gente de Cabecera presenta las riquezas naturales que hacen de la comuna 12 un sector privilegiado, que a pesar del crecimiento urbanístico se caracteriza por su conexión con la naturaleza.
Además, es la oportunidad perfecta para recordar la importancia de las buenas acciones que permitan la preservación y conservación de estos recursos que día a día se agotan por problemas relacionados con la contaminación.
La importancia de su flora
La flora de la comuna 12 de Bucaramanga es bastante variada y se encuentra localizada en los diferentes parques y áreas verdes del sector. Según los expertos, la flora del sector se encuentra articulada con varios parques estratégicos y cumple una función ecológica muy importante, pues además de aportar a la calidad del aire, contribuye al sostenimiento de otras especies animales.
“En Cabecera existen árboles como los Gallineros, que alimentan un gran grupo de aves e insectos, por su fruto rico en azúcar, lo que atrae a las aves y genera la presencia de nidos. Mientras que árboles como el Oití, Guayacan, Olivo negro, entre otros, aportan en la regulación microclimática de este sector y ayudan a capturar el CO2”, explicó Nelson Abimelec Suárez, ingeniero forestal.
Sin embargo, la oferta de especies de flora es mucho más amplia y se encuentra caracterizada en cada parque de acuerdo a un estudio realizado por la Alcaldía de Bucaramanga en 2015.
– Parque San Pío: posee cerca de 250 árboles en 11.200 m2 de área. Allí, las especies de mayor representación son Gallinero, Guayacán y Flormorado, aunque también se encuentran Ceibas, Almendros, Eucaliptos y Pinos, así como árboles de limón, Mamón, Millonaria, mirto y Pomarroso.
– Parque Las Palmas: posee alrededor de 20 árboles en un área de 3.500 m2, y la especie de mayor representación es el Guayacán. En menor medida existen Gallineros, Gallitos, Guanábanos y árboles de Mandarina, Mango, Marañal, Mirto y Níspero. Las palmas, en su mayoría son especies introducidas , las cuales hacen parte del arreglo paisajístico del Parque.
– Parque Leones: posee al menos 150 árboles en 6.000 m2 de área, siendo mayoritarios los árboles de Oití, Guayacán y Gallinero. Otras especies como el Cañofistol, Ficus, Cedro, Papayo Samán y Sarrapio, Acacia, Guamo, Lechosos, Mamón, Mango, Pino y Teca, también se pueden encontrar.
– Parque Uribe Uribe (Los Sarrapios): posee más de 75 árboles en 6.900 m2 de área. Allí, las especies de mayor presencia son Sarrapio y Ficus, y entre aquellos de menor presencia se encuentran el Aguacate, Caracolí, Cayeno, Guanábano, Limón, Oití y Urumo.
– Parque La Flora: A pesar de que fue un parque construido, se ha convertido en un ecosistema que alberga en sus 10,5 hectáreas de extensión, especies de búcaros, abarcos, guayacanes, parasoles, melíneas, oitís y bambúes.
A lo anterior se le suma la riqueza natural del Parque Metropolitano Las Mojarras, ubicado en Lagos de Cacique, justo en límites de Bucaramanga y Floridablanca. En este espacio se identificaron 27 especies diferentes de árboles, entre los que se destacan los guayacanes, bambués, palmas, aguacates, matarratones, guayabos, ceibas, caracolíes, guaduas, helechos, arrayanes, gaque y distintas plantas de florales.
Finalmente, y quizá el área verde más importante, es la de los Cerros Orientales de Bucaramanga, que rodea barrios como Terrazas, La Floresta y Pan de Azúcar. En ellos se halla variedad de tipos de bosques, el Basal Tropical y el Húmedo SubAndino, y de allí se destacan algunas especies como el bucare ceibo, la palma boba, balso, caracolí, cedro blanco, mora silvestre, ceiba, higuerón, entre otros.
7.850
árboles se han sembrado entre 2018 y 2019 en el área metropolitana de Bucaramanga, gracias al programa de reforestación del AMB.
Hogar de fauna diversa
El biólogo Gerson Peña, funcionario del Área Metropolitana de Bucaramanga, AMB, precisa que entre la fauna asociada al sector de Cabecera se encuentran los murciélagos, los cuales se alimentan de frutas, hojas, polen e insectos, ayudando en el control de plagas de manera natural.
El profesional menciona también las zarigüeyas o faras, y las ardillas voladoras.
“Los faras son el único marsupial en Latinoamérica de tamaño relativamente grande, y el mayor del grupo en Colombia. Su pelaje es largo y áspero de color gris oscuro a negro en el dorso y a los lados, y se caracteriza por ser nocturnos, solitarios y semiarborícolas (que habitan parte del tiempo en los árboles)”, explica Peña.
Se alimentan de gusanos, culebras, frutos y semillas, pero también de mamíferos, aves y otros pequeños vertebrados e invertebrados, aunque tienen preferencia por los plátanos y bananos.
Del mismo modo, Cabecera cuenta con una gran cantidad de aves entre las que se destacan la “Paloma Abuelita, Loros, Pericos, Azulejos, Carpinteros, Atrapamoscas, Reinitas, Trepatronco, Chupahuevos, Sisirí, Cucaracheros, Semilleros, Aguiluchos, Búhos, Pechirrojos, cardenal pico de Plata y Colibrí.
Otras especies conocidas como Tángara rastrojera, Columpio, María mulata, Mirla Ventriblanca, Espiguero Pizarra, Gallinazo Negro, Chulo, Cúchiga, Tiranuelo Silbador, Mielero común, Garrapatero, Copetón y Canario Ribereño, también se pueden observar en el sector.
“Sobre todo en los Cerros Orientales se pueden evidenciar un gran número de aves migratorias y propias, gracias a que allí encuentran buena fuente de alimento y refugio. Estas especies tienen una función ecológica importante en el mantenimiento y crecimiento de los bosques al ser los mayores dispersores de semillas, de ahí la importancia de preservar y conservar estos ecosistemas urbanos”, manifestó el biólogo del AMB.
Finalmente, del parque Las Mojarras se destacan algunos reptiles como las babillas, lagartijas e iguanas, que se hallan principalmente en la quebrada que lleva su mismo nombre y que atraviesa el parque.
La importancia de su cuidado
Los expertos coinciden en la importancia de la preservación de los ecosistemas que permiten la prolongación de la fauna, así como el aporte que ofrecen a la ciudad como reguladores de temperatura y en la calidad del aire.
Sin embargo, problemas como la tala indiscriminada de árboles, la expansión urbanística, y la comercialización ilegal de animales silvestres, contribuyen al deterioro del medio ambiente.
“Lamentablemente cada día es más la expansión urbanística, que de alguna manera afecta el territorio de nuestra fauna, debido a que invadimos su espacio su ecosistema y no somos capaces de convivir con ellos. Otro problema es el de la tala que cada día aporta a la disminución de la fauna, especialmente de las aves”, comentó Gerson Peña.