Fallo de tutela obliga a la Alcaldía de Bucaramanga a intevenir lote de la carrera 39
Por: Edward Grimaldos Gómez
Cinco meses se cumplen desde que la señora Isbelia Orozco de Niño y su hijo Gustavo Niño, tuvieron que desalojar su vivienda ubicada en la carrera 39 con calle 42, del barrio Cabecera del Llano, debido al desplome de una parte de su vivienda y agrietamiento de paredes y pisos en el interior del inmueble.
La razón tiene que ver con el debilitamiento del terreno, causado por la excavación que se hizo 22 años atrás en el lote vecino para construir lo que sería un edificio residencial que nunca se realizó. Hecho que los obligó a desalojar su hogar, ante el inminente riesgo que corrían.
“El lote lo excavaron sacando toda la tierra y formando un gran hueco. Eso ha hecho que el agua se empoce y que el terreno se debilite, pues en la parte superior se encuentra la carrera 39A y no tiene ningún muro de contención que lo sostenga”, expresó Gustavo Niño, hijo de la propietaria de la vivienda afectada.
Un problema con el que la familia Orozco Niño y sus vecinos han tenido que cargar por más de dos décadas, esperando que alguien les de solución y que tiene preocupados a todos los vecinos del sector.
“Ese lote está vacío hace mucho tiempo y está inundado por las lluvias, hecho que pone en alto riesgo las áreas vecinas, pues está desestabilizando todo el terreno de la zona. Además, la cantidad de vegetación y aguas represadas han hecho que proliferen los mosquitos y roedores”, expresó Esperanza Cruz Solano, residente de un edificio cercano.
Dato
Más de 20 años han pasado desde el momento en que se realizó la excavasión del terreno para lo que sería la construcción de un edificio residencial.
“Más de 10 años de luchas judiciales”
La Familia Niño Orozco asegura que hace cerca de 10 años, justo después de percatarse de las primeras grietas en su vivienda, interpusieron una querella ante la Inspección de Policía de Bucaramanga, pero en su momento “no prosperó”.
Eso los llevó a que tiempo después tuvieran que interponer una acción de tutela en la que pedían se les garantizara el derecho a una vivienda digna. Sin embargo, en esa ocasión el juez falló en su contra alegando que se refería a un tema privado, y por tanto ese no era el mecanismo adecuado.
Una vez más las autoridades poco se interesaron por el tema. Sin embargo, años más tarde, tras el más reciente derrumbe de su vivienda en noviembre del año pasado, optaron por interponer una nueva acción judicial en contra del Municipio para que les brinde una solución a él y a sus vecinos.
“La tutela se interpuso ante el Juzgado Séptimo Civil de Bucaramanga, pero esta fue apelada en primer instancia por la Alcaldía”, comentó el señor Gustavo.
Sin embargo, un mes después un juez del Juzgado Sexto Civil del Circuito de Bucaramanga, emitió un fallo en el que le exige a la Alcaldía de Bucaramanga, entre otras cosas, realizar los trabajos necesarios para resolver el problema que ese terreno ha generado.
“Finalmente el juez falló a favor nuestro y obligó a la Alcaldía a realizar un estudio geotécnico para la construcción de un muro de contención, así como el acompañamiento a la familia”, agregó el afectado.
Dichos trabajos deberían hacerse en cinco meses, de acuerdo con lo estipulado en la orden judicial.
Es por eso que tanto para la familia Niño Orozco, como sus vecinos, piden a la Administración que no jueguen con lo que para ellos representa una “luz de esperanza”.
“Ya es hora de que esto se solucione. Hace 14 años vivo acá y hemos sido testigos cómo administración tras administración dejan que el problema continúe sin solución alguna. Esperamos que este año por fin la Alcaldía haga algo”, comentó Ofelia Sandoval, otra de las vecinas.
30
propietarios, entre personas naturales y empresas públicas y privadas, figuran como poseedores del predio.
¿Soluciones a medias?
Aunque la familia Orozco Niño tuvo que desalojar la casa, la Alcaldía de Bucaramanga aseguró en una reunión que dicha entidad no tenía los recursos para reubicar la familia en el mismo estrato en el que residían, por lo que ofreció alojamiento en un hogar de paso que fue rechazado.
“A mi mamá le ofrecieron un hogar de paso que por su edad no está en condiciones para ella, por lo que no lo aceptamos. Ahora estamos a la espera de que se ejecuten los trabajos por parte del Municipio y una vez estén listos buscaremos adelantar un proceso legal civil contra los propietarios por los daños y perjuicios ocasionados”, manifestó el señor Gustavo.
¿En qué van los trabajos?
A pesar de que la Alcaldía de Bucaramanga apeló la decisión del juez en primera instancia, la decisión final obliga al ente municipal a actuar en calidad de Autoridad Administrativa de la ciudad y no como uno de los 30 propietarios del terreno.
“Finalmente nos involucraron como Municipio en el tema, lo que nos permitió empezar a trabajar para dar una solución. Para eso hicimos una reunión con la comunidad en la que se les expuso que se aprobó el presupuesto y se les explicó cómo vamos a intervenir y establecimos un cronograma. Primero se contrata quién haga el estudio y de acuerdo con eso se hace la licitación para contracción del muro de contención”, explicó la Secretaria Jurídica.
Así mismo, desde ese despacho aseguraron que expusieron ante el juez la inviabilidad de completar los trabajos de estudios geotécnicos y la construcción del muro antes de cinco meses, dado que los procesos licitatorios toman tiempo.
“En la actualidad estamos en adjudicación del contrato para la realización de los estudios. Esperamos que en los próximos 45 días esté listo para que empiecen a realizarse”, agregó la funcionaria.
Con respecto al cobro de los gastos que se inviertan con el fin de dar solución a los trabajos estipulados por el juez, aseguró que la Alcaldía aporta los recursos y posteriormente entra a realizar un arreglo con los demás propietarios.
Aseguró que junto a la Secretaría de Infraestructura están comprometidos con dar solución a los trabajos durante el año.
De acuerdo con la información de los vecinos, la historia de ese lote comenzó en 1997, cuando el señor Henry López Muñoz (q.e.p.d) compró la casa ubicada en la carrera 39 con calle 42 para demolerla y construir un edificio residencial.
“El señor Henry compró la vivienda que ocupaba la manzana completa, de la carrera 39 a la 39A, la demolió y al poco tiempo empezaron las excavaciones para la construcción del edificio. Para esa época él se comprometió con mi padre, quien era el dueño original de la casa, a levantar un muro de contención, pero eso nunca sucedió”, agregó Gustavo Niño.
Algunos años después y tras la realización de algunos trabajos previos, la construcción se detuvo de manera inesperada y nunca se retomó.
“El señor se fue por un tiempo y nadie sabía qué pasaba. Todos esperábamos que la obra fuera intervenida por la Alcaldía, pues los trabajos estaban paralizados, atentando contra el plan urbanístico de la ciudad, pero nadie hizo nada”, agregó otra de las vecinas.
Al regresar del que al parecer sería un viaje al exterior, el señor Henry López se declaró en quiebra y la Superintendencia de Sociedades tuvo que entrar a intervenir la empresa que había consolidado para la construcción del lote. El hecho que reactivó las alarmas fue el desplome de uno de los muros frontales de la vivienda que limita con el predio en cuestión. Por fortuna en el hecho no hubo lesionados.
“El señor adelantó en la Superintendencia de Sociedades un proceso de liquidación, ya que su empresa ya no era viable. Dentro de esos trámites se determinó que el único bien que existía para responderle a los acreedores era precisamente ese predio. Por eso se le adjudicó una parte a cerca de 30 entidades y personas naturales”, explicó Marcela Ogliastri, ex Superintendente de Sociedades y quien conoce en detalle el proceso legal.
Ese proceso se terminó por cumplir hace poco más de cuatro años atrás, casi a la par del fallecimiento de Henry López, tiempo durante el cual el lote permaneció intacto, convirtiéndolo en un pequeño bosque en el que proliferan zancudos y roedores.