No más ansias mediáticas
Nancy Rodríguez Guevara
Editora Gente de Cabecera
De un tiempo acá se ha observado por distintos medios cómo dirigentes se destrozan unos a otros con palabras y frases que desdicen de los cargos a los que han sido elegidos en verdaderos actos democráticos.
Quizá ellos, con su ego agrandado por el séquito de adoradores que siempre los rodean, creen tener el derecho de blasfemar, de acusar sin contrastar, olvidando de antemano la gran responsabilidad que les atañe al deber ser ejemplo a seguir, precisamente por el alto cargo que ocupan.
Congresistas, alcaldes y dirigentes de diferentes talantes, se han dado a la tarea de usar palabras de alto calibre para descalificar a quienes no piensan y actuan igual que ellos, sin pensar que existe una gran población que los sigue y por ende puede ser afectada por sus apreciaciones.
Todo esto que en los últimos días se ha visto en distintos escenarios, no para ahí.
Existe una línea peligrosa a la que se está llegando y que amenzan con traspasar, lo que generaría otros tipos de violencia distinta a la que ya los colombianos han vivido.
Esos personajes, elegidos para ayudar a dirigir un país, un departamento, un municipio, deben dejar de lado sus ansias mediáticas, y recordar que son figuras públicas listas para ser protagonistas de hechos que redunden en desarrollo y no en más polarización de la que ya se ha vivido suficiente.
Se necesitan dirigentes inteligentes, que piensen antes de abrir su boca.
Se necesitan dirigentes que no estén caducos, obsoletos, que no usen los medios y sus diferentes plataformas para ser protagonistas de hechos bochornosos que generan violencia, molestia e inconformidad.
¿Y de esos dónde se consiguen?