Movilidad, un problema eterno
Nancy Rodríguez Guevara
Editora Gente de Cabecera
En Bucaramanga y toda su área metropolitana, la movilidad es un caos.
Si bien es cierto que las distintas administraciones municipales argumentan que han, están o van a implementar medidas para desembotellar las vías, poco es lo que se ha logrado al respecto.
En Bucaramanga muchos son los genios que han propuesto robar espacio público con ideas como ciclovías que poco o nada se usan, reductores de velocidad, mobiliario estético, reductores de vías – supuestamente para generar una mayor visibilidad-, y otras tantas que poco o nada aportan a descongestionar las ya atribuladas calles de la ciudad.
Estas decisiones implementadas en muchos sectores han generado un verdadero caos y un inconformismo generalizado en los ciudadanos, quienes a diario deben usar las calles para llegar a sus trabajos, sus hogares, llevar a sus hijos al colegio, acceder a un centro clínico, entre otros.
Aunado a esto está la falta de civismo de muchos conductores, a quienes poco o nada les importa parquear sus carros en plena vía, agrandando con esto los trancones que se registran en todos los sectores de la ciudad y el área.
Si bien es cierto que nadie pensaría que estas decisioones son tomadas para generar caos, este ha sido el resultado de varias medidas adoptadas.
Nadie está en contra de que se impongan sanciones a quienes violen las normas. Nadie se opone a que se busquen y apliquen medidas para mejorar el caos vial y con esto la calidad de vida de los ciudadanos. Pero lo que si pide la comunidad, es que si una medida entorpece y empeora la situación, se tomen las decisiones oportunas para evitar mayores daños y estrés en una comunidad agobiada por tanta improvisación.