Alimentación en la tercera edad
Durante la tercera edad el cuerpo sufre cambios físicos y fisiológicos que van desde la disminución de la masa muscular y densidad ósea, hasta el deterioro en la movilidad y la reducción en el gasto energético (la relación entre el consumo de energía y la energía que necesita el organismo).
Este desgaste además provoca lentitud en el metabolismo, motilidad intestinal y pérdida de los dientes. De acuerdo con la nutricionista Carolaind Camacho Barbosa, todos estos cambios generan necesidades nutricionales diferentes a otras etapas de la vida, “por lo que es importante cambiar la alimentación con el fin de cubrir los requerimientos”
Al igual que en otras etapas de la vida, la dieta debe ser nutricionalmente equilibrada, variada e inocua; sin embargo, teniendo en cuenta los cambios físicos y fisiológicos, se requiere vigilar los siguientes aspectos:
– El consumo de calorías debe adecuarse a la edad, género y condición de salud del adulto, para evitar que se presenten deficiencias nutricionales.
– El consumo de los azúcares simples (dulces, postres y harinas) se debe moderar, pues su consumo puede ocasionar problemas de glicemia-hipo o hiperglicemia. Se recomienda principalmente el consumo de cereales integrales, frutas y verduras.
– En adultos sanos se recomienda el consumo de carnes blancas o rojas, pescados, huevos y lácteos; sin embargo, si el adulto mayor presenta alguna enfermedad hepática o renal, el consumo de proteínas debe ser disminuido.
– El consumo de grasas saludables presentes en alimentos como el pescado, los frutos secos y algunos aceites es importante. Estos ayudan a disminuir o prevenir problemas de aumento en los triglicéridos, azúcar en sangre y presión arterial.
– Además de un buen consumo de frutas y verduras, también se recomienda la suplementación, dado que aunque los alimentos las contienen, en esta etapa de la vida las deficiencias vitamínicas son más frecuentes por la disminución de las reservas corporales, y de su absorción por consumo de ciertos medicamentos, alcohol y tabaco.
Los expertos recuerdan la importancia del consumo adecuado de fibra, dado que por la disminución de la actividad física aumentan los episodios de estreñimiento. La fibra se encuentra presente en frutas, avenas y otros cereales integrales.