Un viaje en el tiempo por la historia del barrio Terrazas
Por: Edward Grimaldos Gómez
El barrio Terrazas de Bucaramanga es uno de los más nuevos de la ciudad. Con casi 60 años de existencia es catalogado como uno de los sectores más tranquilos por sus propios residentes.
Aunque no se tiene la fecha exacta de la fundación de este vecindario, residentes de este sector coinciden que su construcción inició a comienzos de la década de los años 60, cuando la empresa constructora Urbanas empezaría a intervenir los terrenos que eran propiedad de uno de los miembros de esa familia.
“Estos terrenos eran de Don David Payana, de la familia de los dueños de Urbanas. Esto era parte de la montaña del que se conocía como el cerro ‘Pan de Azúcar’”, recuerda Juan Darío Pimiento, quien vive en el barrio hace cerca de 50 años.
Los propios habitantes coinciden en que la construcción de este barrio inició con tan solo tres cuadras, que con el paso del tiempo se fue ampliando hasta convertirse en lo que se conoce actualmente.
“Terrazas empezó solo con tres cuadras que estaban distribuidas entre las carreras 44 y 47 entre calles 54 y 57. Las casas ubicadas en la carreras 48 y las calles después de la 57, eran lotes que fueron propiedad de otras personas que vendieron o construyeron luego”, agrega Pimiento.
Es por eso que las casas que hicieron parte de la principal etapa de construcción conservan el modelo arquitectónico que estableció Urbanas para todas las viviendas, mientras que las nuevas fueron construidas con un diseño independiente.
“Las casas de este sector desde la carrera 44 son muy similares, pues se construyeron a la vez. Y aunque ha pasado el tiempo, muchas de ellas siguen intactas, haciendo un sector ordenado urbanísticamente y de casas amplias, que ya poco se encuentran en la ciudad”, explica Orlando Bretón, presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio.
Muy pocos recuerdan cómo fue el proceso de adquisición de las viviendas. No obstante, algunos de los residentes más antiguos de este barrio coinciden en afirmar que estuvo a cargo del para ese entonces Instituto de Crédito Territorial, entidad que se encargó de la venta y financiación de las viviendas.
Del mismo modo afirman que la cuota inicial de cada casa fue de $35 mil, con aportes mensuales de $1.200. A pesar de representar una cantidad considerable de dinero, era una promoción “muy buena” que impulsó a alrededor de 150 familias a hacer parte de ese plan urbanístico.
«Lo que más me gusta del barrio Terrazas es su tranquilidad, el clima y que estamos rodeados de dos pulmones verdes de la ciudad».
Juan Darío Pimiento
Un sinfín de anécdotas
Para los habitantes más veteranos de Terrazas, devolverse en el tiempo es sinónimo de risas y alegría que no pueden contener al evocar anécdotas que marcaron su vida desde la niñez.
Por un lado, Juan Darío Pimiento recuerda con mucha gracia la creación del primer jardín infantil de ese sector que era liderado por la señora Lucila de Mera, en el que recibió clases junto a más niños que siguen siendo sus vecinos.
“Ese era un lugar en el que la señora Lucila enseñaba a los más pequeños a leer, antes de que empezaran a estudiar formalmente, pues anteriormente no podían ingresar a las escuelas antes de los seis años”, explica Corredor.
De ese pequeño “kínder” lo que más recuerdan los pobladores de Terrazas es el desempeño académico de Álvaro Silva, uno de los alumnos de la profesora Lucila.
“El primer y mejor estudiante que tuvo ese jardín fue Álvaro Silva, alias “Can-Can”, a quien se le reconoce como el “Cum Laude” del ‘Kínder’ de la profesora Lucila de Mera, porque solo se destacó académicamente ese año y después todo se le olvidó…”, relata entre risas Juan Darío.
Para otros, Terrazas fue el escenario perfecto para disfrutar de las fiestas de fin de año, que eran distinguidas como las mejores de Bucaramanga.
Es el caso de Jorge Enrique Corredor, quien recuerda que en su juventud las fiestas que por varios años se realizaban en la carrera 47 entre calles 54 y 55 lideradas por Álvaro Ramírez y Mario Corzo, algunos de los habitantes más antiguos de Terrazas, le permitieron conocer a la que hoy día es su esposa.
“Eran unas fiestas bastante reconocidas, mucha gente de otra parte de la ciudad se daba el feliz año en sus casas y se venían para acá. Pero era difícil porque los muchachos varones eran muy celosos con sus hermanas y nos ponían problema para entrar.
“Sin embargo, gracias a un amigo yo lograba entrar y así fue como conocí a Irene Pinto, la mujer con la que me casé y por la que llegué a vivir aquí”, comenta Corredor.
“Un barrio muy unido”
Además de la tranquilidad y el buen clima que caracterizan ese barrio del oriente de la ciudad, sus habitantes aseguran que un valor que los define como comunidad es la unión.
Un valor que les permitió entre otras cosas construir la iglesia del Espíritu Santo en la década 80, así como aportar con diversas actividades al sostenimiento de la Iglesia de Misioneros Javerianos de Yarumal, que se estableció en el ese sector hace más de 15 años.
“Acá organizábamos diferentes actividades como las “empanadas bailables” y hacíamos recolectas para causas como las de la iglesia”, comentan los vecinos.
Una tradición que a pesar del cambio de generaciones se ha mantenido y ha logrado hechos importantes para el barrio como lo es el más reciente “Frente de Seguridad” que con ayuda de la Policía ayuda a mantener la tranquilidad característica de esa zona de la ciudad.
Sabía qué..?
De acuerdo con los vecinos del sector, el nombre “Terrazas” se dio por la forma de “escalera” en que fueron construidas las casas para poder dominar la pendiente propia de la montaña.
Hogar de personajes ilustres
Muchas han sido las familias que habitaron en este barrio de la comuna 12.
Algunos de ellos dejaron en sus vecinos grandes legados gracias al aporte que hicieron en su comunidad, razón que les merece la recordación.
Uno de ellos es Humberto Serrano, reconocido líder cívico, quien es recordado como uno de los primeros pobladores y gracias a su trabajo enalteció el nombre de este vecindario.
Allí también habitaron las familias de Jesús Picón, Celina de Oviedo y Leonor Santamaría. Y los hogares de Hernando Jiménez, José Fletcher, Alberto Colmenares, Santiago Rosales y Dora de Durán.
Además de uno de los hijos más célebres de Las Terrazas: el ex gobernador de Santander, Horacio Serpa Uribe, quien vivió junto a su señora madre, Doña Rosita Uribe de Serpa, en una casa de la carrera 46.
Y por último pero no menos importante, el desaparecido Próspero Rueda, una de las mejores plumas y un hombre de grata recordación en Santander por su absoluta entrega a la comunidad.
Otros personajes que con sus pequeñas obras se quedaron en la memoria de los residentes más longebos.
“Recordamos mucho a ‘Miguelito’ Ardila, quien era conocido en el barrio por transportar de forma gratuita a los estudiantes en su bus.
“Al señor Otto Barrera, gran docente universitario y Eusebio Vera Lima, gran jugador del Atlético Bucaramanga”, concluye Orlando Bretón.