¿Es Bucaramanga una ciudad amable con el peatón?

Diana Lucía Díaz Patiño/GENTE DE CABECERA

 

Desde 1897, tras el primer caso registrado en que una persona resultara atropellada, se celebra en el mundo el Día del peatón cada 17 de agosto.

Una fecha que sirve como excusa para identificar el comportamiento de y hacia este actor vial, el cual debe ser considerado el primero en la lista de la movilidad urbana, como se afirmó en el Quinto Foro Urbano Nacional realizado el pasado mes de junio en la UIS.

Con este fin, Gente invitó al arquitecto Gilberto Camargo Amorocho, especialista en educación ambiental y columnista, a compartir su visión al respecto.

¿Es ‘caminable’ Bucaramanga?

“Desde el punto de vista histórico, la ciudad siempre fue pensada en función del vehículo”, asegura Gilberto, recordando casos como el de la carrera 27 y la Avenida González Valencia, donde hace más de 20 años “para construir doble calzada se disminuyeron andenes y antejardines, en vez de ampliar para el peatón”.

De acuerdo con el arquitecto, la insuficiente planificación vial y estructural para el peatón se refleja, entre otros, en la dificultad para atravesar una vía tan importante como la carrera 27, donde debería haber semáforos peatonales (con sensores que se activan cuando hay muchas personas esperando cruzar) o donde no hay sincronización entre semáforos para facilitarle al caminante atravesar la vía.

Los puentes… no son la solución

“Los puentes peatonales están mandados a recoger”, dice el experto, siguiendo ‘la parada’ de las principales ciudades del mundo.

Lo que realmente “se necesita es fomentar la cultura del conductor, que este entienda que si hay un semáforo peatonal, hay una cebra, le ponga sentido común… Si hay 10 personas paradas esperando a que un alma caritativa se conduele de los peatones que quieren pasar al otro lado… que pare”, reclama Gilberto.

Por eso hace un llamado especial a los conductores para que tengan más tolerancia y entiendan que “una cosa es andar en vehículo y otra cosa es andar a pie”.

Con respecto a los peatonales ya existentes, afirma: “Están como mal diseñados porque no invitan a usarlos, o son inseguros y la gente prefiere no usarlos”.

En esto coinciden varios de los lectores que opinaron (ver recuadro).

El experto además plantea que se necesita en la ciudad mucha más señalización, como cebras y demarcación de señales para peatones, pues en ciertos puntos es absurda la distancia entre una esquina y otra, o entre semáforos. “La gente no va a caminar más de 100 metros para atravesar si a donde va es justo al frente”, declara.

 

 

Crear cultura: la opción de mejorar

A las autoridades competentes, en especial Dirección de Tránsito, “lo único que uno le pediría es que cree un manual, una demarcación de señales para peatones, la semaforización para peatones… eso da seguridad al peatón”.

En orden de hacer de Bucaramanga una ciudad más amigable con el peatón, el arquitecto Camargo Amorocho propone fundamentalmente:

1. Que se sincronice e integre la movilidad de todos los actores viales (peatón, ciclista, conductor, personas en condición de discapacidad) para que no prime ninguno sobre otro.

2. Que se cree un manual y una completa señalización, respetada por todos los actores viales.

3. Una vez haya dicha sincronización y respeto, así como una completa infraestructura, se le puede exigir al peatón que cruce por las cebras, que use el semáforo peatonal, etc. Quien incumpla, que reciba un castigo.

“Pero lo primero que hay que hacer es garantizar el sistema electrónico de semaforización (…) ya creado eso, la berraquera porque ya se puede empezar a exigir el cumplimiento del manual. Pero mientras no se haga, el problema no estará solucionado de raíz”, puntualizó el experto.