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Nuestra Gente

Mamás que merecen ‘un siglo’ de gratitud y admiración

Desde su infancia, vivida en su municipio natal Vetas, María Obdulia y María de la Cruz han sido muy unidas.

Diana Lucía Díaz Patiño/GENTE DE CABECERA

 

A María de la Cruz Arias le gusta cantar, tejer y sembrar plantas, especialmente flores y árboles frutales.

A María Obdulia Delgado, bailar, asistir a todas las reuniones que su familia organiza y narrar historias.

Ambas son originarias de Vetas, Santander, pero están radicadas hace algunas décadas en Bucaramanga, en el sector de Cabecera.

Y juntas suman casi 200 años de alegrías, amores, experiencias y recuerdos.

En una tarde de tinto y galletas compartieron su sabiduría y algunas de sus mejores historias.

La revista Gente las exalta de manera especial en esta edición como mamás y todo lo que ellas representan: bondad, ternura, amor, paciencia, generosidad y entrega.

Los años ‘mozos’

Provenientes de uno de los municipios más tradicionales de Santander añoran con alegría sus épocas de infancia y adolescencia en las frías tierras vetanas.

El papá de María Obdulia y el papá de María de la Cruz eran primos hermanos, por lo cual ellas compartieron bastantes momentos desde pequeñas.

“Es un pueblo muy acogedor”, dice María de la Cruz.

“Sí, uno extraña mucho a Vetas”, agrega María Obdulia.

Según cuentan, una de sus actividades preferidas era participar en las verbenas del pueblo.

“Esa era la diversión en el pueblo, las veladas literarias, los bailes que eran muy bonitos, había mucha juventud”, cuenta María de la Cruz, quien cantaba y declamaba en todas las fiestas del pueblo.

“También cantábamos, en diferentes eventos, en las misas y otras celebraciones”.

Celebración de los 100 años de María Obdulia, el 29 de diciembre de 2016.

María Obdulia, en cambio, se inclinaba más por el baile, y es una costumbre que le perdura todavía. No se pierde ninguna reunión familiar, que de hecho son muy frecuentes, y las disfruta tanto o más que los otros asistentes.

Sin embargo, como en Vetas solo había escuela primaria, había que continuar los estudios en otros municipios, como Pamplona o Bucaramanga.

Por ello, las vacaciones eran esperadas con ansias, para reunirse nuevamente en el pueblo y participar de las tradicionales verbenas.

En medio de esa vida social tan ‘agitada’ conocieron a sus respectivos esposos. Ellas se casaron muy jóvenes y pronto comenzaron las tareas del hogar.

María de la Cruz contrajo matrimonio con Juan Agustín Duarte, y tuvieron 10 hijos. Ella se dedicó al trabajo como ama de casa, el cual fue alternado con labores de modistería y panadería. Hoy su familia está conformada también por 17 nietos y 11 bisnietos.

Igualmente, María Obdulia conoció a su esposo, Juan Evangelista Delgado allá en Vetas. Conformaron una familia y ella se dedicó a criar a sus 7 hijos con esmero y entrega. Actualmente tiene 24 nietos y 28 bisnietos.

Momentos en familia de María de la Cruz con sus hijos

GENTE DE CABECERA

Mamás, pilares del hogar

Verraquera y jovialidad es lo que les sobra a estas mujeres.

Ellas, durante tantos años vividos, han experimentado las más grandes alegrías, pero también pruebas y momentos dolorosos que han afrontado con entereza y buena actitud, como fue la partida de sus respectivos cónyuges.

Sus hijos, por supuesto, han sido los principales testigos de sus inigualables cualidades y fortalezas.

“Ella, con su tranquilidad, su sonrisa y su modo de ser, atrae a todos. Esa es su cualidad más importante”, dice Rosaura, hija de María Obdulia.

“Ella es la representación de lo que es toda una matrona”, complementa Delia Rosa Arias, su sobrina. “No es que les faltara el apoyo económico o el apoyo del esposo, pero eran ellas (matronas), quienes sacaban adelante los hijos, el hogar”.

A María de la Cruz, por su parte, sus hijos la ven como una excelente líder, una gran amante de la naturaleza y una persona generosa y solidaria.

“Es una mujer muy luchadora. Además para ella es importantísimo el amor y el cuidado de la naturaleza”, dice su hija Blanca.

“A mi mamá le encantan las flores, desde toda la vida. Siempre tenía que tener un jardín, con la virtud de que todo lo que tenía nacía, florecía (…) Para ella, las flores son todo… y la música”, cuenta su hijo Homero.

Resalta además su manera generosa de dar, siempre.

“Mamá nunca se reservó nada, todo lo que tenía en su cabeza y en sus manos, lo entregaba. Y se esmeraba en enseñar lo que sabía. Por ejemplo, toda la vida venían señoras aquí a que les enseñara a tejer y bordar, y ella lo hacía con gusto”.

Sabias palabras

María Obdulia nació en 1916 y festejó sus 100 años el pasado 29 de diciembre.

María de la Cruz, nacida en 1917, la ‘alcanzará’ el 14 de septiembre próximo.

Ellas han vivido sucesos históricos como la llegada de la televisión a Colombia, el paso del primer avión por estas tierras, la violencia política y el desarrollo urbano del último siglo.

Pero sobre todo, son unas expertas en las vicisitudes de la vida.

Por esos, sus palabras sabias y claras deberían quedar como su principal legado en las generaciones actuales y venideras.

-“¿Qué debe aprender la sociedad moderna de la época de antes, como la de ustedes?”

-“Aprovechar muy bien las oportunidades, que hay muchas más ahora que antes. Oportunidades para formarse, para estudiar, para salir adelante”.

“Como le dije hace poco a un nietecito mío, que me entrevistó ‘con todo el fundamento’ para una tarea escolar: Yo quiero que usted sea un verdadero hombre, como necesita nuestra patria”, dice María de la Cruz.

-“¿Un consejo para las mamás más jóvenes, para las nuevas familias?”

“Los hijos son una grandeza, son lo más grande de la vida. Hay que criarlos con disciplina, buen trato y buen ejemplo. Es importante mantener la armonía con los hijos”.

-“Y la pregunta infaltable: ¿el secreto para una vida longeva, pero sobre todo feliz?”

-“No pelear con nadie, no tener enemigos”, dice María Obdulia.

-“Vivir en paz con las personas y tratar toda la gente con cariño”, sentencia María de la Cruz.