Palabras mágicas
Paola Bernal León / Editora Gente de Cabecera
Me encanta ver el efecto favorecedor que genera en otras personas ser llamadas por su nombre, y acompañar este gesto de una sonrisa. Me refiero específicamente a quienes nos brindan algún tipo de servicio; ya sea un cajero de un banco, un asesor comercial, un vigilante, un conductor de taxi, quien nos vendió el café en la mañana.
Si nos detenemos a observar su nombre en el carné para referirnos a ellos, la atención mejora.
El mismo efecto puede surgir cuando, sin saber el nombre del conductor, por ejemplo en el Metrolínea, usted toma el servicio y saluda. Sonreír mientras conduce es otra buena alternativa.
Un buenos días mejora la mañana de cualquier persona. Inténtelo también en su unidad residencial. A mí me resulta sorprendente ver cómo algunos jóvenes viven en modo automático con sus audífonos a todo volumen, pero me llevo una grata sorprensa, cuando al bajar del ascensor, me despido y dan respuesta de inmediato. Aún más maravilloso ver el resultado de padres de familia que han hecho muy bien su trabajo, enseñando a sus hijos a saludar y dar las gracia, mediante el ejemplo.
Recuerde que no se necesita hacer magia para lograr un efecto amable en otros; algo tan sencillo como visibilizarnos y ser cordiales puede hacer el día más grato para nosotros y las personas con las que nos cruzamos en el camino.
¿Sabía que la forma como trata a los demás es la forma como lo hace con usted? Sea lo más afable posible.
Con esta edición finalizamos la campaña Bucaramanga sin límites organizada por Vanguardia Liberal, que nos recuerda que sí hay muchas noticias positivas por contar. Genérelas usted.