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Columnistas, Editoriales

Cabecera del Llano: nuestro hermoso barrio

GENTE DE CABECERA

GENTE DE CABECERA

Orlando Beltrán Quesada / Secretario JAC Cabecera del Llano

Cabecera del Llano es hermoso. Imposible no considerarlo, cuando miramos sus fortalezas, como guía para mantener lo bueno que tenemos y rescatar lo que no se ha perdido, propósitos centrales de esta naciente Junta de Acción Comunal. Grandes retos dentro de grandes posibilidades.

Su primera gran fuerza es la gente misma. Aquella que ha querido por generaciones este barrio, que nació aquí, creció aquí y sigue viviendo aquí, soñando siempre y esperando siempre formar familias con unos valores conservados en medio de la avalancha de nuevas costumbres citadinas, valores en los que la sinceridad, típica y a veces brusca del santandereano, se enmarca en un trato afable, cortés, de buenas maneras, honrado y sincero, presto a la colaboración desinteresada, sabiendo lo que es el civismo y aplicándolo, y que se traduce en una sola palabra: decencia.

Y claro, por supuesto, también gente nueva que se ha instalado en Cabecera, bumangueses y no bumangueses, para vivir y convivir de esa misma forma, con el gusto por lo sencillamente elegante, lo culto y aquello que permite mantener la cordialidad y el rescate de lo que se enseña en los colegios, pero se vive primero en la familia.

Si damos una vuelta por las fortalezas físicas del barrio, tenemos que mirar sus hermosas construcciones, las modernas y las pocas clásicas que nos quedan, limpias, bien pintadas y decoradas con sentido del buen gusto, al igual que las fachadas de los pululantes edificios, dando cuenta de un esmero por la estética y el orden.

Y dentro del patrimonio educativo tenemos numerosos colegios, escuelas de música y danzas y, justo fuera de nuestros linderos, sobresaliendo con su portentosa imagen y su muy elevado nivel académico está la Unab, erigida en buen momento y con mucha visión a comienzos de los 70 por Armando Puyana, inicialmente como EDAF -Escuela de Administración y Finanzas de Bucaramanga-, segunda en Colombia en profesionalizar la administración de negocios, después de la EAFIT de Medellín, esta última piloto en Suramérica.

Y como de grandes fortalezas tratamos, están las zonas verdes de Cabecera del Llano: empecemos mirando hacia el Oriente, donde la salida diaria de esa preciosa estrella en formación que llamamos Sol, despierta el sonido de la vida con la serenata mañanera de miles de avecillas, recordándonos que el amanecer significa la continuación del ayer y la construcción de un nuevo mañana antes de que llegue la noche.

Ellas, pequeñamente bellas, inocentes y vulnerables en medio de la grandeza que significa el poder volar, nos dicen con su voz dulce y cantarina que Dios existe, y con su trabajo sin descanso de sol a sol nos enseñan que la Madre Naturaleza nunca les fallará en su supervivencia.

Y sus nidos, construidos con esfuerzo y delicadeza, ubicados en árboles nativos, autóctonos, propios de nuestro entorno primigenio, y que tenemos que conservar unos, y multiplicar otros, como búcaros, sarrapios, gallineros, acacias, guayabos, mangos o higuerones, nos hacen admirar y amar esa gran reserva verde oriental, los cerros tutelares de la ciudad, magnos contenedores de vida que brindan a Cabecera buena parte de la frescura mañanera que disfrutamos.

Los parques de nuestro barrio, el Rafael Uribe Uribe – Los Sarrapios-, al igual que el insignia de Bucaramanga, el Guillermo Sorzano González -San Pío- , constituyen escenarios preciosos y muy vitales que obligan a pensar en unir esfuerzos para lograr recuperarlos y mantenerlos para el disfrute colectivo de manera sana y segura, cumpliendo con el lema que hemos definido para la tarea colectiva de nuestra JAC, originado en una muy meritoria campaña personal de nuestra apreciada vecina María Eugenia Rodríguez Vesga: “Rescatemos a Cabecera”.