Repasemos la cartilla
Paola Bernal León / Editora Gente de Cabecera
¿Es usted de los que espera a que las personas se bajen del ascensor, antes que obstruir la entrada por su afán de ingresar a este? ¿En las estaciones del Metrolínea respeta el orden de llegada para subirse al bus, espera a que los demás usuarios desciendan y entra sin afán? ¿Da prioridad a personas de la tercera edad y mujeres embarazadas o con niños de brazos?
Es bueno entrar a recordar algunas pautas que nos facilitarían la vida, en nuestro papel de peatón.
El solo hecho de caminar por el lado derecho hace que la movilidad como transeúntes sea mucho más efectiva. Cuando tomamos las escaleras eléctricas o cualquier sendero debemos buscar siempre este sentido, tal y como lo hacen en otros países del mundo, donde se respeta siempre esta dirección en los sistemas de transporte o en rampas.
De esa forma, evitamos chocar con cualquier persona y le damos el paso a quien lleva afán.
Estas pautas no nos cuestan trabajo y sí nos representan una mejor convivencia.
También es un deber nuestro como peatón y dueño de mascota, el respeto por los antejardines. Solo basta preguntarnos: ¿Nos gustaría que nuestra zona verde fuera el baño de la mascota del vecino?
Importante también hacer uso de la lógica para no ‘sentarnos en la palabra’ en medio de una vía concurrida, impidiendo el paso de otros. O como hacen algunas personas, en pasillos o escaleras residenciales. Bien dice el adagio popular que “la puerta es de los necios”.
Preguntémonos de qué otra forma podemos aportar a una relación armoniosa con los demás donde prime el respeto y educación en vía pública, y no los actos de indiferencia e intolerancia.