Por corazones como el de Alex
Paola Bernal León / Editora Gente de Cabecera
Hace poco Alex, un niño norteamericano de seis años, le pedía al presidente Barack Obama que trajera a su casa en Nueva York a Omran, el niño sirio que fue rescatado por una ambulancia después del ataque aéreo en Alepo. Sí, el mismo niño frágil que dio la vuelta por las redes sociales, sentado en una silla con su carita ensangrentada, registrando en su rostro la crueldad de la guerra.
La nobleza de sus palabras y el gran corazón de un niño como Alex no tienen precio. Comparto con ustedes tan solo este aparte para que reflexionemos juntos: “¿Recuerda al niño al que recogió una ambulancia en Siria? ¿Puede, por favor, encontrarlo y traerlo a nuestra casa?
Aparquen en la calle y estaremos todos esperando con banderas, flores y globos. Le daremos una familia y él será nuestro hermano. Catherine, mi hermana pequeña, cazará mariposas y luciérnagas para él. En mi escuela, tengo un amigo que es de Siria, Omar. Le presentaré a Omar y podremos jugar todos juntos. Le invitaremos a fiestas de cumpleaños y él nos enseñará otro idioma. Nosotros podemos enseñarle inglés, como hicimos con mi amigo japonés Aoto”.
Es precisamente a nuestros niños a quienes les debemos gestos que enaltezcan a la humanidad, sobre todo, cuando tanta guerra y masacres han arrasado con ellos por todo el mundo.
El país vive un momento histórico, que nos lleva a levantarnos el próximo domingo de nuestro cómodo sofá para ir a las urnas. Es la democracia el gran regalo que tenemos como ciudadanos y el gran compromiso con el país y con los pequeños, que como Alex, sienten en el corazón que es fácil remediar cualquier situación, por imposible que parezca.