¡Atroz!
Paola Bernal León / Editora Gente de Cabecera
A veces la realidad puede superar la ficción, frase que cae muy bien por estos días cuando el mundo se sacude ante noticias que nos dejan atónitos. El reciente hecho ocurrido en la ciudad de Niza, en Francia, parece salido de los guiones más atroces. Y si le sumamos a estos casos las noticias locales rojas que se registran en nuestro diario, como el hombre que atacó a una mujer a machete o el caso de sicariato, al parecer por un problema personal, la conmoción crece.
Hay quienes con sarcasmo han dicho “para qué extraterrestres invasores asesinos, si la misma humanidad se acaba a sí misma”.
Cabe recordar que solo las personas son capaces de devorarse a sí mismas, a diferencia de los animales que no se asesinan a nadie de su misma especie.
Nuestro papel siempre debe ser el de facilitadores, propiciar el diálogo, utilizar todas las herramientas para evitar un episodio violento. Y la clave está en no permitir que la tensión suba y la persona se salga de casillas.
Son muchas las pequeñas historias de intolerancia que vemos en nuestro entorno. Solo basta citar el caso ocurrido la semana pasada en Bogotá donde un hombre atacó a patadas a una mascota hasta acabar con su vida. ¿Quién es el animal?
Busquemos resoluciones.
Precisamente por no establecer medidas a tiempo un impase se convierte en un gran problema. Mesura, por favor.
Analice su discurso, el tono de su voz, las miradas que acompañan sus palabras. Evalúe cómo se expresa en redes sociales, si sigue etiquetando a la gente por su ropa, su color, sus gustos personales. Muy bien dice un comercial de gaseosas que las etiquetas son solo para las latas. Es nuestra responsabilidad cambiar y escribir otro libreto.