Sinfonías de esperanza y paz se empiezan a escuchar en Bucaramanga
Diana Lucía Díaz Patiño / Gente de Cabecera
“El entrenamiento musical es un instrumento más potente que cualquier otro porque el ritmo y la armonía encuentran su camino en lo más profundo del alma”, dijo Platón.
Y es que, sin duda, la música tiene la capacidad no solo de potenciar los más bellos sentimientos y momentos inolvidables; también es, en sí misma, una grandiosa herramienta para alegrar el espíritu y formar integralmente la mente.
Desde julio de 2015, para más de 100 niños de zonas vulnerables de Bucaramanga, la música se ha convertido en mucho más: un camino de ilusión, esperanza, motivación y superación. Son los niños y jóvenes que conforman la Orquesta filarmónica infantil y juvenil de la Universidad de Santander, y su semillero.
Ellos dedican su preciado tiempo de juegos y tareas, para aprender y perfeccionar, durante 6 noches de la semana, la interpretación de instrumentos como violín, contrabajo, violas, trompetas, violonchelos, clarinetes, trombones, saxofón, percusión menor, bongó, batería, congas y flauta traversa.
Su concierto de lanzamiento fue realizado el pasado 2 de junio, en el campus Lagos del Cacique de la Udes.
Miriam Cecilia Jiménez es coordinadora de la Orquesta y esposa de su Director, el Maestro Arnulfo Antonio López. Juntos, a través de la Fundación musical Orquesta filarmónica por la paz, han dirigido el proceso de conformación de este proyecto.
“Como familia, siempre el fuerte de nuestro trabajo ha sido ayudar a los más necesitados, a las personas que tienen menos posibilidades o recursos para formarse en una escuela musical”.
Según relata Miriam, al realizar la convocatoria, en los barrios San Martín y Quebrada La iglesia, se inscribieron más de 100 niños. “Entre ellos empezamos a mirar quiénes tenían el tiempo, quiénes realmente podían cumplir, porque, aunque el proceso es gratuito, se exige que no falten a ninguna clase”.
Hoy, son 55 niños y jóvenes entre 7 y 18 años quienes integran la Orquesta, la cual ya ha tenido varias presentaciones en el barrio y la parroquia, así como frente al Arzobispo de Bucaramanga.
Además, otros 47 niños hacen parte del semillero, en el que se forman desde nivel 0 en gramática musical y en la interpretación de los diferentes instrumentos.
Un sinfín de aprendizajes
“La música es muy importante para todo ser humano… con un instrumento como el violín, por ejemplo, el niño desarrolla ambos hemisferios cerebrales, se vuelve más inteligente, amplía la capacidad de conocimiento.
(…) En este proyecto, ellos empiezan con una formación musical pero poco a poco vamos agregando la formación humana, por ejemplo derechos y deberes de todos los seres humanos, así que es un espacio que les forma integralmente”, explica Jiménez.
En esto coincide Jaime Restrepo Cuartas, rector general de la Universidad de Santander.
“En este tipo de orquestas juveniles, la música es un tipo de integración, de aprender a trabajar en equipo, de aprender coordinación, adquirir capacidad de hacer armonía con las demás personas, que son elementos que juegan un papel muy importante posteriormente en los temas de interdisciplinariedad”.
“En fin- dice Miriam-la música es muy importante, no sólo para quienes están dentro del proyecto sino también para los mismos oyentes, los que participan alrededor. El día del concierto muchos asistentes decían que se habían transportado a otra parte, que habían sentido mucha paz, que se habían olvidado de todas las cosas externas…”
‘Esto es mágico’
La felicidad de los niños que integran la Orquesta es innegable. Estar allí es, para ellos, una oportunidad muy grande, única y emocionante.
“Para nosotros esto es mágico porque nunca salimos del barrio”, dijo una de las alumnas en cierta ocasión.
Y por eso, se dedican con tanta pasión y empeño, de lunes a sábado, a trabajar y dar el máximo.
“Algunos llegan del colegio a las 6:30 p.m. y la buseta que los recoge para llevarlos a los ensayos llega a las 6:45 p.m., así que algunos no alcanzan a cenar, otros llegan con el uniforme todavía… pero no pierden la oportunidad”, cuenta Miriam Jiménez.
Los instrumentos han sido suministrados a los niños por la Fundación Orquesta Filarmónica por la Paz. Ellos firman un acta de compromiso y cuidado, mientras logran adquirir un instrumento propio.
Sin embargo, como comenta la coordinadora de la Orquesta, se están recibiendo donaciones para obtener más instrumentos y así ampliar la cobertura. Anunció además que ya planean proyectar la Orquesta en el país, y que incluso, se están haciendo diligencias para presentarse próximamente en Estados Unidos.
“Para ellos es una experiencia maravillosa, se sienten orgullosos de estar en el proyecto, en la universidad. Y yo sé que por esto dan mucho, han mejorado en el colegio, muchos padres me dicen que la orquesta ha servido para motivarlos a mejorar el rendimiento, e incluso ayudar más en la casa… Ellos están felices y yo sé que los padres también”.
Es por esto que tanto la Parroquia, que presta salones, sillas, atriles y algunos instrumentos; la Universidad, que brinda transporte y refrigerio para todos los ensayos; la Fundación y los padres de familia, están haciendo el esfuerzo mancomunado para seguir brindando a los niños una formación musical de calidad, y más aún, posibilidades y esperanzas de una mejor realidad.
Como afirma Jaime Restrepo: “Ponerlos en contacto con la música es darle oportunidades de vida, diferentes a las tradicionales, y muchos de los talentos innatos que existen pueden en este momento aflorar y desarrollarse posteriormente, de tal manera que es una forma de mostrarle a las comunidades que han sido más desprotegidas, que deben buscar oportunidades, y alternativas como la música, son una muy buena oportunidad”.