No esperemos la sanción
Paola Bernal León / Editora Gente de Cabecera
El hombre debe aprender a autorregularse. Solo es necesario comprender el por qué o la necesidad de cambiar un mal hábito para que racionalmente le diga adiós a ciertos parámetros.
No podemos actuar todo el tiempo por miedo a la sanción; por qué esperar a que se apruebe en el Congreso de la República la multa de $150 por bolsa plástica cuando el usuario la solicite en el supermercado; o la sanción por dejar las heces de la mascota en los parques o arrojar la basura en un espacio público; por qué seguir evadiendo el uso del parqueadero de $2800, y aprender a la fuerza solo cuando se recibe el parte o es fotografiado por el sistema de la fotomulta. De ser así, cada ciudadano debería tener un policía al lado.
Recuerde también que el dinero no podrá resolver el daño al planeta ni el caos de la ciudad.
Se acerca el Día sin Carro el próximo 23 de junio, una oportunidad para devolverle a la atmósfera un ‘tiempo fuera’ de esmog. Pero un solo día no solucionará el daño y eso lo sabemos. Debemos ir más allá de todo lo que nos imponen, de todo lo que se vuelve multa u obligación.
Lo mismo debe ocurrir con la ilegalidad; ésta solo se acaba si la persona hace oídos sordos al pito en cada esquina de un mototaxista, a la compra de artículos en la calle.
No es que nos volvamos monotemáticos, es que este tema es de real importancia; sigamos haciendo consciencia ambiental y consciencia cívica, no dejemos la responsabilidad y control solo a la autoridad.
Recordemos que cada uno de nuestros actos tiene que pasar por tres filtros: ¿Me hace daño? ¿Perjudica a otro? ¿Estoy asumiendo mi responsabilidad?