María Odilia y su amor por alimentar gatos
Ojos redondos, olfato inquieto y actitud de espera. Verla salir del edificio Balcones del Cerro con tazas en las manos es buena señal: llega la comida.
Entonces se aglomeran y sueltan descontrolados maullidos, al tiempo que del monte que colinda con la carrera 50, en Altos de Pan de Azúcar, salen y salen más gatos.
María Odilia Ramírez se acerca con calma y les demuestra ese amor que les tiene hace más de 2 años, cuando decidió un día alimentar esta manada de gatos callejeros.
Son las 3:30 p.m. y los recipientes con sopa de menudencias que les trae son el suculento almuerzo del día. Deben estar malhumorados por el hambre, pues su primera ración les fue suministrada a las 6:30 a.m.
A esa hora solo les da alimento concentrado.
“Desde que empecé, de mi bolsillo ha salido todo lo que les he dado en comida, tanto las pepitas como las menudencias que las compro en la plaza de mercado. Hoy en día tengo que darle las gracias a Martín, un muchacho que un día me vio con los gatos, me preguntó qué hacía y decidió ayudarme. Eso fue hace 4 meses, más o menos”, dijo esta mujer quien reside en este barrio de la comuna 12 hace 5 años.
Así transcurren parte de sus días: dedicados a los gatos.
¿Hasta cuándo?
En el sector ronda el rumor, que también ha llegado a sus oídos, de la molestia por parte de muchos vecinos por este hábito.
Algunos están preocupados porque puede haber una constante proliferación de gatos por la falta de control de parte de autoridades ambientales y sanitarias.
Sin embargo Odilia es consciente y a quienes puede les dice que su deseo es poder tener los recursos suficientes para mandar a operarlos y así evitar su reproducción, pues en menos de dos años pasó de ver 10 gatos y hoy son casi 28 en la manada.
Dice con sollozo que muchos, cerca de 10, han muerto por accidentes en los cuales resultan entre las llantas de los carros y que otros 6 los ha podido entregar en adopción.
“También hay algunas vecinas que dejan a sus gatos libres, que cuando pueden llegan a aparearse con las gatas de la manada. La cuestión no es solo esterilizar los callejeros, sino gran parte de los que viven en el sector. A mí me queda difícil económicamente llevarlos a todos a cirugía porque no tengo cómo, he mandado a operar a algunos, pero no tengo dinero para hacerlo con todos. Sería muy bueno que entre los mismos vecinos, que se molestan porque yo los alimento, me colaboraran para llevarlos a una veterinaria, así ya no se reproducirían”, indicó Odilia, quien en su casa no cuenta con gatos pues la perra que tiene no es muy amiga de los felinos.
“Pero sí me gustan mucho los animales, no solo los gatos, también los perros y pájaros. Mi programa preferido es Animal Planet. Me da mucho pesar ver sufrir a los animales. Con el alimento de los gatos tengo que decir que Dios me ha concedido cómo y por qué hacerlo. No tengo más sino a Dios que me da felicidad para ayudar a la gente”, agregó mientras les recogía los pocos residuos de comida que los gatos dejaron en los contados segundos en que se devoraron la sopa.
Su preocupación es notoria, pues asegura que en promedio cada 3 meses están quedando preñadas varias gatas y que la mayoría de las crías son del género femenino “pues en una camada hay tres gatas y un gato”.
Son cazadores, esquivos y agresivos, pues habitan en el monte, donde también conviven con los faras que circundan la zona.
A la mayoría les dice ‘Chiqui’ y todos reconocen su voz cuando así los llama.
Una posible solución
Magdalena Gómez es la directora de la Fundación Caridad Animal, que alberga a perros y gatos abandonados en las calles del área metropolitana de Bucaramanga. Le comentamos esta situación para saber su opinión y si podría encontrársele solución a la multiplicación de los gatos en Pan de Azúcar.
Ella aseguró que pone a disposición su organización para programar una actividad en la que se promocione la colaboración de recursos económicos o materiales para esterilizar esta especie.
“Podríamos programar, en conjunto con la señora, una actividad que promocionaríamos en los medios de comunicación local y en redes sociales, para recoger recursos y poder esterilizar a las gatas. Sería muy bueno que los vecinos del sector apoyaran la jornada pues también se verían beneficiados con los resultados. Yo puedo hablar con la facultad de Veterinaria de la Universidad de Santander, Udes, para que me colaboren con la mano de obra y yo los tendría en el albergue mientras se recuperan luego de la cirugía. Si la gente desea donar medicamentos que se requieren para la intervención también se recibirían. Entre la lista se encuentran suturas, anestésicos, antibióticos y analgésicos.
“Suponemos que como la señora conoce a los gatos nos puede ayudar a capturarlos. Si son muy agresivos necesitaríamos la ayuda de personas que dispongan de tiempo, pues podríamos darles un tranquilizante en la comida, esperar media hora a que se duerman y poderlos recoger, puede ser en grupos de diez y se operan”.
Mientras están en recuperación se trabaja en la búsqueda de un hogar mediante campañas, como las que frecuentemente se hacen en el parque San Pío.
Las personas que deseen hacer su aporte a esta campaña, que ya está en marcha, pueden comunicarse con Odilia al celular 315 8676676 o a la Fundación Caridad Animal al 310 3496763 – 314 3878946 – 6360191, donde se les indicará qué tipo de medicamentos se requieren para las cirugías.