Estrés, un mal negocio
Editora Gente de Cabecera ([email protected])
Aprenda a identificar a un conductor violento. Toca la bocina constantemente, se pasa los semáforos en amarillo, hace gestos con las manos y la cara, se pega demasiado al vehículo de adelante, acelera el motor apresurando a los demás.
Ante el caos vial son muchos los que asumen este comportamiento. Usted puede ser uno de ellos, sobre todo cuando se encuentra en un embotellamiento, cuando está molesto por alguna situación personal o cuando sale con el tiempo medido. Seguramente esos factores no le darán el título de cortés.
Y si ahora miramos los efectos que produce el estrés en el organismo, sabrá que no vale la pena dejarse llevar por la violencia al volante. Todos hemos estado en esa situación en la que algunos buses y taxis se apropian de las vías, no solo dejan pasajeros en cualquier esquina, sino que se parquean obstruyendo el paso o frenando la continuidad del carril. El enojo es justificado, usted siente que el cortisol se activa.
Estudios de universidades de la salud han determinado que el enojo produce tres mil veces más los riesgos de padecer enfermedades, pues se activan los microenfermadores subcelulares; el corazón bombea con mayor rapidez la sangre, se siente fatiga y hambre, las células cargadas de los lípidos liberan grasa en el flujo sanguíneo y las paredes de las arterias se deterioran y la grasa acumulada se transforma en colesterol malo, así que usted envejece tres mil veces más rápido de lo normal. Enfurecer siempre será un mal negocio para su salud y no hay nada más contraproducente que llegar al trabajo cargado de ira o a casa para cenar con su familia. Corte la cadena.