Ciudades más humanas
Paola Bernal, editora Gente de Cabecera ([email protected])
Ese debería ser el compromiso de todos, tener tan claro que la ciudad no es de pocos y dejar de pensar de manera egoísta.
Me hace feliz ver cómo son más los que esperan la luz del semáforo de los vehículos en rojo para cruzar desde la cebra, sin necesidad de correr, de exponer su vida. A muchos ya les da pena no hacerlo así.
También debería darnos vergüenza ir hablando por celular mientras conducimos, con tantos casos de accidentalidad y cifras claras que demuestran que solo se requiere de cuatro segundos de desconcentración para perder el control al volante.
Aún hay muchas cosas por trabajar. Así como nos acostumbramos a llevar el cinturón abrochado o el casco en la motocicleta, de igual forma deberíamos hacer un hábito el uso de los parqueaderos. Este sigue siendo un lunar en los dos sectores, tanto en Cabecera como en Cañaveral.
Ojalá se sintiera la misma vergüenza y al bajarnos del automor lo pensáramos dos veces antes de obstruir las vías.
Y es que hemos recibido quejas que parecen imposibles de creer: los mismos residentes no han podido salir de sus casas por encontrar autos mal parqueados frente a su estacionamiento. O peor aún, personas capaces de tapar su placa para evitar la fotomulta, resultándoles mucho más fácil parquear en cualquier esquina.
¿No cree que es más práctico aprender por la buena, antes que llegar al uso de los cepos? Somos demasiado adultos para tener que aprender con castigos.
Que así como nos da pena colarnos en una fila también nos dé física vergüenza no pagar un parqueadero público.
Serán muchos los kilómetros de trancón de los que nos libraremos cuando despejemos las vías. Y por favor, dejemos de parquear también en estacionamientos ilegales. Comencemos a hacer nuestras ciudades más humanas. Empezar solo nos cuesta menos de 3 mil pesos y un poco de sentido común.