Que fulano es muy honrado
Por Camilo Umaña – Psiquiatra y humanista
Cuando a mi padre le decían que alguien era muy honrado, él corregía con prontitud y decía, quítale el “muy”, porque, o se es, o no se es honrado, no hay medias tintas.
La honradez es un valor diluido en la lucha de los tiempos, se da cuando una vida se centra en el servicio; el que tiene y ofrece crece, cumple consigo mismo y tiene el derecho al siguiente peldaño que es el ser protegido por el amor a defender la equidad en la verdad.
Los deshonestos cultivan la servidumbre, la lambonería, la mentira, el servirse del otro a través de su pobreza.
Los grandes de la maldad se han caracterizado por ser de un talante amenazante y buscan el ser a través de la dominancia de los otros, el tener súbditos, en su real acepción.
El poder corruptor es muy fuerte, hay una guerra desigual en recursos, hay que ser muy claros en la estrategia, se requiere del líder honesto, el afiliado a la verdad.
Y viene al recuerdo el caso de José Antequera (activista y político colombiano de izquierda), su forma clara de hablar para todos, hasta el más humilde le entendía sus claras razones, por eso los deshonestos lo mataron, los deshonestos le tienen terror al poder de las ideas claras. El que habla lúcido es peligroso porque derrumba los cimientos de la corrupción.
Se requiere del líder que encarne la honestidad real. Quien tenga la correa que haga mantener el pantalón en su lugar.
Quiero morir cuando el primer paso firme se haya dado y es cuando se establezca una ley en donde se pueda clasificar la corrupción claramente y castigarla como el más cruel de los delitos.
Hoy otra de las deshonestidades del sistema es creer que hay leyes efectivas contra la deshonestidad en lo público.