Ojos bien abiertos
Por Paola Bernal, editora de Gente
Hace pocas semanas fui espectadora de un caso de raponazo. El ladrón se lanzaba hacia una señora que iba como pasajera de un vehículo, por la Avenida González Valencia, justo en el momento en que cambiaba el semáforo, mientras en la otra vía lo esperaba su ‘amigo’ en moto para huir de la escena del robo.
Los amigos de lo ajeno están al asecho, aprovechando cualquier descuido. Por eso debemos estar atentos, ya que la prevención es la clave. Ni los vidrios abajo, ni las personas chateando por la calle, y toda la suspicacia que se requiere para no ser víctima de robo en cajeros electrónicos o con el pago de las primas navideñas. Como decían los abuelos, la malicia indígena es importante si no se quiere ser una cifra más de inseguridad, flagelo que se disparó este año en nuestros sectores.
Con las fiestas decembrinas todo es jolgorio pero no se puede olvidar el riesgo. Por eso es tan importante el autocuidado. Debemos seguir al pie de la letra las indicaciones de la Policía, que compartimos en esta edición.
Que estas fiestas se vivan en tranquilidad. Y esto no tiene que ver solo con cuidarse del hurto. Si aprendemos a cuidarnos no habrá un quemado más en el país, producto de la pólvora; todos volveremos a casa después de las vacaciones por tener precaución en las vías nacionales. Seremos tan responsables con nosotros mismos y con nuestra familia que no dejaremos de lado el seguro del vehículo ni la revisión técnico-mecánica. No nos adelantaremos en las curvas, no conduciremos en estado de embriaguez ni tendremos afán por llegar a nuestro destino. Eso es vivir las fiestas en paz.