Adriana Zableh, la ‘doctora tapitas’
“Nunca he conocido a una persona tan estudiada, económicamente estable y que al tiempo tenga un corazón tan noble, solidario y grande como el que tiene la doctora. Es que la manera como ella trabaja y se preocupa por los demás no la tiene nadie. Ella es un alma de Dios”, así describe una de las trabajadoras del Hospital Universitario de Santander, HUS, a Adriana Zableh Solano, Mujer Cajasán y nominada al Premio Mujer Cafam 2016.
Hay que conversar con ella para reafirmar en pocos minutos su entrega incondicional con la Fundación Sanar, con la que lleva 15 años trabajando por brindarles una mejor calidad de vida a los niños enfermos de cáncer que llegan al centro asistencial.
Lo hace al tiempo que se desempeña como jefe de radioterapia y coodinadora médica de oncología, de la única institución pública del oriente colombiano que tiene una unidad de oncología pediátrica.
En estas labores conoció al doctor Ernesto Rueda y juntos le apostaron a crear en Bucaramanga una sede de la fundación.
“Cuando aprobaron la Ley 100 se hablaba de la universalización y del derecho a la salud. Se decía que todos los que recibíamos sueldo debíamos pagar el servicio y a los que no el Gobierno le subsidiaría. Se creó así el régimen contributivo y el régimen subsidiado y entonces nacieron las EPS. Se suponía que estas y el Gobierno pagarían tratamientos, pero no fue así. Los niños llegaban con cáncer y estas entidades no respondían. Esto fue lo que nos motivó a pensar en traer Sanar a la ciudad, pues la organización ya existía desde 1985 en Bogotá”, comentó la médico nacida en Barrancabermeja.
Ver llegar a niños del sur de Bolívar y sur del Cesar, de Norte de Santander, de Boyacá, Arauca y del Magdalena Medio antioqueño, buscando una esperanza de vida le tocó las fibras de su corazón.
Pero abrir una sede, aparte de la que había en Pereira, Barranquilla, Bogotá y la recién absuelta Cúcuta no sería fácil.
Para darle vida a una fundación requerían de 50 voluntarios que se comprometieran a trabajar, pero sumando la lista de amigos del doctor Rueda y de ella no llegaban a esa cifra.
“Me fui entonces para Vanguardia Liberal, les pedí que me hicieran una nota y eso nos ayudó muchísimo porque nos llovieron colaboradores, entre ellos está doña Isaura López de Estrada, fundadora, donadora y tesorera”, narró.
Y así, el 29 de noviembre del año 2000 quedó constituida la Fundación Sanar en Bucaramanga.
Durante 15 años son muchas las experiencias que han quedado grabadas en las habitaciones de la unidad de oncología del HUS, lideradas por esta organización.
Con orgullo Adriana dice que en todo este tiempo no se les ha escapado la vida de un niño por falta de un diagnóstico oportuno o porque no se le dé su medicación.
“Sanar hace que los tratamientos lleguen a los niños de manera oportuna, integral, constante y adecuada. Para eso fuimos creados”, recalcó.
Empezaron entonces a ver las necesidades de su población objetivo y de acuerdo con ellas, para la mayoría de pacientes era muy difícil pagar $300 mil por el examen que le diagnosticaba con exactitud la enfermedad.
“Si son tumores sólidos o leucemias necesitan muestras para un examen especial que se hace en Bogotá. Nosotros decidimos pagar mediante la fundación estos exámenes porque si esperamos a que la EPS los pague y envíe ya no habrá paciente. Nos hemos propuesto que si la EPS no le da la medicación al niño o el hospital no la tiene, nosotros la prestamos o regalamos. Si finalmente la entidad la da, se recibe. Lo importante es que el niño reciba su medicamento de manera oportuna, integral, constante y adecuada”, recalcó.
Van por buen camino
De acuerdo con las cifras entregadas por la doctora Zableh, en Colombia se diagnostican 2.000 casos nuevos, por año, de cáncer infantil.
De esos llegan a Santander entre 100 y 150, y en el HUS se atiende el 50% de ellos, es decir hay aproximadamente 60 niños nuevos por año diagnosticados con cáncer.
En materia de curación de esta enfermedad, solo hasta después de cinco años, sin recaída tumoral, se puede decir que una persona se ha curado de un cáncer.
En los países desarrollados las posibilidades de curación de un cáncer infantil están en 90%.
En Colombia, el departamento del Valle del Cauca tiene el mejor registro poblacional de cáncer.
Allí los niños atendidos con medicina prepagada tienen expectativas de curación del 80%, los del régimen contributivo el 70%, los del régimen subsidiado 40%, y los que no tienen ninguna ayuda el 20%.
En Santander, los niños de régimen subsididado tienen el 70% de posibilidades de curarse.
“Y la meta es llegar a los 90%, a la medida de países europeos y Estados Unidos”, subrayó la profesional.
Estas cifras positivas la llevaron a contratar un estidio para saber cómo estaba el hospital en la unidad de oncología infantil, antes y después de la Fundación Sanar.
“Comparado con el del Valle del Cauca, mientras a ellos les sobreviven el 40% a nosotros el 70%. Esto es más que satisfactorio para nosotros”.
Apoyo constante
A la cabeza de la doctora Adriana, la fundación no descuida detalles con los niños.
Tienen la lista de cada paciente con los nombres de sus padres, sus números de teléfono, lugar de residencia y hasta talla de ropa y calzado.
Estos datos les sirve, entre otras cosas, para estar pendiente de quienes abandoban el tratamiento o no asisten a algunas citas.
“Muchas mamás viven en veredas, por ejemplo en el sur de Bolívar. Tienen seis niños aparte del que está enfermo y deben tomar horas de trayecto en mula, chalupa y bus para estar en una cita. Esa es una gran dificultad. La otra es que muchas ven mejoría en el niño y creen que ya está bien, que no necesita más el tratamiento y no vuelven, pero no es así, hay que explicarles en repetidas ocasiones que son tratamientos que duran tres años y a veces más”, describió sobre la situación de la mayoría de casos que atienden.
Además de estar pendiente de esta situación, Sanar se ha preocupado de otros aspectos.
Al ser diagnosticados, los niños y sus padres entran a terapia psicológica. Esa profesional es pagada por Sanar.
También vieron que los niños llegaban desnutridos. Buscaron entonces donaciones de un laboratorio y de colaboradores externos para que cada niño tuviera su suplemento alimenticio como Pediasure y Ensure, para mayores de 12 años.
Luego, con ayuda del programa Promovemos Tejido Social, de la Gobernación de Santander, lograron la visita de una unidad móvil de salud al hospital para que les prestara servicios gratuitos de odontología a 80 niños. Ya han ido cuatro veces.
Y también les prestan servicios de lúdica consiguiendo recursos para llevarlos a piscina, a cine, para celebrar su cumpleaños y para brindarles una Navidad alegre.
Así mismo prestan una ayuda que es la que nunca quisieran ofrecer: un bono fúnebre.
“Esto es lo más duro que hacemos. Muchos de los familiares no tienen dinero para un funeral y nosotros les ayudamos con una parte”.
¿Cómo lo hacen?
Adriana agradece constantemente la ayuda que sus amigos y colaboradores han hecho a la fundación. Dice que hay ocasiones en las que ha recibido cheques de donaciones de $5 millones a $20 millones.
Sin embargo, el eje principal de sustento de la fundación es el reciclaje de tapas plásticas.
Empezaron la campaña en 2013 en colegios y empresas explicándoles el doble aporte que se hacía con la recolección: uno, porque ayudaban a un niño enfermo de cáncer, y segundo, porque contribuían al medio ambiente, pues cada tapa necesita más de 100 años para que sea biodegradada.
“Con estas tapas se pueden volver a hacer objetos de plástico con los que convivimos a diario como ganchos de ropa, pitillos, sillas, mesas… Lo que no tenemos es un carro propio para recogerlas. Muchas veces la gente no nos tiene paciencia porque no pasamos por ellas a tiempo y las botan. Lo importante es siempre pensar que con recogerlas estamos aportando a que un niño con cáncer o leucemia tenga su tratamiento y pueda ser curado”, dijo mientras mostraba las tapas que había recogido en el día, depositadas en un bolsillo de su bata blanca y razón por la cual en el hospital la conocen como la ‘doctora tapitas’.
Adriana invitó a la comunidad que quiera hacer su aporte a dejar las tapas en los puestos de Policía, Bomberos y colegios.
Premio Cafam
Adriana recalca que el resultado de Sanar es un trabajo de varias personas y destaca al doctor Ernesto Rueda, a las 10 personas que conforman la junta directiva y a los demás voluntarios.
Cafam Bogotá designó a Cajasán Santander para escoger a la mujer que iba a representar al departamento en Mujer Cafam 2016, y fue elegida ella como la primera mujer Cajasán Santander. Irá a concursar a Bogotá en marzo próximo y si gana recibirá para la fundación la suma de $30 millones.
“Sería maravilloso poder traer para los niños ese dinero, lo necesitan. Es que ellos son amor. De ellos solo recibo amor y ternura. Somos muy pocos médicos radioterapeutas en Colombia, cerca de 55, yo pudiera estar trabajando en una clínica privada ganando el doble o triple de lo que me gano en el hospital, pero llevo 23 años y medio con el sector público porque me gusta todo lo que puedo hacer en este campo, que es estar con los niños. Todas las noches le pido a Dios que me ayude en esta labor, que no me desampare como hasta el momento lo ha hecho. Me acuesto cansadísima a la 1:00 a.m. pero a las 5:30 a.m. me despierto nuevamente con ganas de seguir haciendo lo que me gusta. Me queda la satisfacción de acostarme feliz por lo que hago y le digo a Dios que me dé salud para no faltarles a estos niños”, manifestó.
Es egresada del Colegio Nuestra Señora del Rosario, en 1978 en Barrancabermeja. Al año siguiente empezó a estudiar en la Universidad Industrial de Santander, UIS, Medicina y se graduó en 1985.
Se especializó en Oncología y Radioterapia en la Universidad Javeriana y el Instituto Nacional de Cancerología.
Fue trabajadora profesional en el Hospital Erasmo Meoz, de Cúcuta, y luego llegó a trabajar al HUS donde hoy continúa.
La Fundación Sanar trabaja de la mano con otras organizaciones que se preocupan por el bienestar de los niños enfermos de cáncer del HUS, algunas de ellas son:
– Las Damas Azules de Avac: Todas las mañanas entregan un desayuno a niños y adultos del hospital.
– La Fundación Hope: Hicieron el aula hospitalaria y le brindan recreación a los niños.
– Doctor Chocolate: También le brinda alegría y detalles a los pequeños.
– Sueños Azules: Trabaja por llevar a los niños, una vez al año, a conocer el mar.