Adiós definitivo al Cinema Riviera
Cientos de historias y recuerdos se desempolvaron el pasado 28 de noviembre en el lugar que durante 35 años y un día funcionó el Cinema Riviera.
Ese día se llevó a cabo la subasta de muchos de los artículos que hicieron parte de este emblemático sitio histórico de Bucaramanga.
Afiches, cajas de luz, sillas, cintas de películas, marquesinas, letreros, la caja registradora, lámparas y otros objetos hicieron parte del baúl que fue sacado por los dueños del sitio, la familia Torres Peralta, para que los amantes del cine se llevaran para sus casa un recuerdo del que fuera por mucho tiempo el cine más importante de la ciudad.
Hasta la calle 33 entre carreras 31 y 33 llegaron cinéfilos para recordar historias.
“Aquí fue mi primera cita con una novia”, “Aquí me trajo mi papá porque me prometió que si me iba bien en el colegio me llevaría al cine”, “Recuerdo cuando vine al estreno de una película”… y muchos testimonios más escuchó Luis José Galvis, un cineasta, quien por estos días graba un documental acerca del cierre total del cinema independiente más famoso de los años 70, 80 y parte de los 90.
Con este trabajo quiere despedir el Riviera, pues dice que es importante no solo recordar las películas que se han visto, sino exaltar el lugar donde se han podido apreciar. Además, por ser amigo de la familia, ha trabajado en la organización de la subasta.
“Esto nos demuestra el avance de los monopolios, que hay que ser parte de un conglomerado para seguir en pie, porque si se es independiente no hay cabida.
La muerte del Riviera es la muerte de la posibilidad de ser independiente. Es un cine que fue el símbolo de la ciudad durante mucho tiempo, cuando en la televisión solo había un par de canales y no teníamos más opciones.
Esta muerte demuestra cómo el entretemiento se ha diversificado y se ha vuelto más superficial, pues el cine Riviera traía películas variadas, desde grandes hits de Hollywood hasta cintas europeas, corrientes, de vaqueros… una gama muy amplia.
Además hicieron crecer esta zona de la ciudad, que tristemente no beneficiaría mucho al cine, pues trajo consigo la apertura de negocios como casas de citas que deterioraron poco a poco el sector”, manifestó Luis José.
El aficionado al cine recuerda las interminables filas que se hacían sobre la calle 33 entre quienes querían ver una película, y cómo había hasta revendedores.
Y hace alusión al hecho de que hoy en día la gente prefiere ir a un cine que esté dentro de un centro comercial, olvidando que existieron otras opciones.
“Recuerdo cuando me trajeron a ver Locademia de Policía. Era un plan familiar. Veníamos con los papás y con 10 o 12 primos. Era una ventura gigante”, narra.
Algunos datos
Cinemas Riviera tuvo 35 años de vida, muchos de los cuales se concentraron en una sala de 660 sillas.
Luego, hacia agosto de 1998, esa sala fue dividida en dos salas, para brindar más opciones a los visitantes.
El último día que funcionó como cine fue el 24 de marzo de 2008, con la proyección de la película ‘El rastro’ y el documental ‘Pablo Escobar, ángel o demonio’.
Desde ese día se empezó a poner en venta el sitio por parte de Marta Torres Peralta, la gerente, y solo siete años después lograron concertar un negocio.
En este lugar funcionará un centro de ortopedia de la Clínica La Riviera, que coincidencialmente llevará el nombre del cinema.
“Esto será muy bueno porque ayudará a mejorar el entorno de la calle 33. Le aportará al desarrollo, que infortunadamente fue desorganizado mientras estuvo funcionando el cinema”, acotó Galvis.
La venta de artículos continuará hasta mañana sábado 5 de diciembre, durante todo el día, en las instalaciones del cinema, para los cinéfilos que quieran inmortalizar este lugar entre sus recuerdos.