Una ciudad para todos
Paola Bernal, editora Gente de Cabecera ([email protected])
Resulta asombroso que como seres humanos no aprendamos a compartir ni siquiera la ciudad.
Vivimos en un mundo con cantidad de idiosincrasias, con gustos en común pero con otros totamente ajenos a los nuestros.
Están los jóvenes pero también las personas de la tercera edad. ¿Por qué nos resulta tan difícil convivir en comunidad? ¿Tendríamos acaso que llegar a extremos de tener un parque solo para tercera edad y uno solo para jóvenes?
Por supuesto hay parques temáticos, pero lo que me genera un gran escozor es la falta de tolerancia entre los seres humanos. Si aprendiéramos a ponernos en los zapatos del otro, si la persona de la tercera edad recordara que fue joven y que le gustó la adrenalina; si dejara de ponerle rótulos a los muchachos que aman el skate o el roller; si el joven aprendiera a respetar al adulto mayor y supiera que también será uno de ellos todo sería más fácil.
Y es esa falta de tolerancia la que nos impide ser sociedad. Nos hace falta algo tan sencillo como el sentido común. Si amo montar patineta, lo hago en horarios apropiados, sin dañar el mobiliario, sin irrespetar a los demás. Si soy adulto mayor, disfruto ver a los jóvenes hacer deporte, los tolero, comparto sus espacios, no los esquematizo. Si hay una cancha en el sector la aprovecho para hacer deporte y no para reunirme con amigos a interferir en la tranquilidad de los demás. ¿Desde cuándo se volvió un problema inaugurar un espacio deportivo en un sector? La ciudad es de todos. No podemos terminar aislándonos unos de otros. Aprendamos a convivir con nuestras diferencias, pero siempre bajo el respeto.