Relación con el arte
Paola Bernal, editora Gente de Cabecera ([email protected])
Qué bueno por las esculturas que adornan el Paseo del Comercio. Lograron su objetivo, llamar la atención de los transeúntes que han puesto su mirada en ellas. De eso se trata el arte urbano, acabar con la indiferencia de quien recorre la ciudad y que se logre una interacción, una comunicación, una sinergia. Eso genera identidad y cuando nos sentimos identificados aparece el amor, y por ende, el cuidado por la ciudad que habitamos.
Pero el lunar apareció semanas atrás cuando supimos que a dos de las hormigas se les ‘cayeron’ sus cabezas. Al parecer, algunas personas se apoyaron en ellas para tomarse la infaltable ‘selfie’ y se vinieron al piso.
Sí, nos falta cuidado, valor por el arte, por lo nuestro. Falta ejemplo de los adultos, quienes suben a sus hijos en ellas. Y pasa también con otras esculturas de la ciudad. Ojalá no se conviertan en el centro del grafiti, no se rallen y al contrario, sean punto de referencia, pero también ‘eso’ que mostramos al turista que recorre el centro de la capital como ocurre en otras regiones del país.
Lo importante es educar en el arte y nos falta mucho, desde la casa, desde los colegios, desde las universidades. La formación de públicos debe ser constante; qué bien por los espacios que abren cada vez más los inquietos artistas y los empresarios. No solo en la ciudad y los museos, sino en las mismas empresas, como ocurrió semanas atrás en Zona Franca Santander con las obras de Ricardo Alipio Vargas. Y se merecen un aplauso las salas de cine del país que además de ópera y ballet, también proyectan desde los museos más importantes del mundo las obras insignes de artistas como el mismo Vincent Van Gogh. Sensibilizar en nombre del arte trae muchas transformaciones en el ciudadano de mundo.