La ‘injusticia’ por sus manos
Editora Gente de Cabecera ([email protected])
¿Qué se puede pensar de una sociedad que envenena los animales, y justifica este acto diciendo que son perros criollos, sin dueño? ¿O de los que afirman que eso se merecen porque sus dueños no los llevan con collar ni bozal?
Muy bien dicen los psicólogos y psiquiatras que una persona que acude al mecanismo de envenenamiento evidencia una gran deficiencia para resolver sus problemas.
Bajo ninguna circunstancia envenenar es la opción. Y lo peor es que se está convirtiendo en un tema “normal”, “habitual”, “limpieza ambiental”, así como ocurría décadas atrás con la mal llamada “limpieza social”. ¡Qué tristeza!
Si miramos el trasfondo es la violencia que invade algunos corazones. Hasta panfletos y galletas dejan debajo de las puertas de los dueños de mascotas.
Los debates se quedan en la forma y no en el fondo. Hay quienes se inquietan porque en el edificio viven muchas personas con perros, hay quienes entran en conflicto porque algunas personas les brindan condiciones de vida favorables, porque defienden sus causas, porque adoptan animales, porque aportan a las fundaciones. ¿Además de la indiferencia con el tema, por qué tanta molestia? Todo aporte que mejore la sociedad bienvenido sea. Por supuesto incomoda un mal amo, un propietario de mascota que no cumpla con sus deberes, que crea erróneamente que debe pasear su mascota y recoger sus desechos solo cuando lo miran. Deben ser personas que cumplen solo cuando tienen los ojos de terceros puestos en ellos. Indignante y triste también. Revisémonos y hagamos campañas donde prime el respeto.