“El triatlón es como un vicio, pero de esos buenos”
A Kelly Cadena le brota por los poros la pasión con la que se entrega a diario a su quehacer como deportista.
Fue primero nadadora, pues dice que nació en el agua. Así se entrenó, desde los 4 años con su tío, Édgar Cadena, quien hoy hace parte del grupo de entrenadores de la Selección Colombia de Natación.
En el colegio jugó baloncesto y voleibol, y a los 19 años incursionó en el mundo del squash. Junto a Karol González logró una medalla de plata en Juegos Nacionales, sin embargo su paso por el deporte de la raqueta no fue muy largo, pues una lesión en la rodilla la retiró de los salones.
Así que se propuso como reto meterse de lleno al triatlón, teniendo en cuenta la ventaja que tenía como nadadora.
El triatlón tiene dos distancias: la Sprint y la Olímpica. Empezó por la Sprint (750 metros de natación, 20 kilómetros de ciclismo y 5 kilómetros de atletismo) y mientras corría pensaba que quería más, por eso luego corrió la Olímpica (1.500 metros de natación, 40 kilómetros de ciclismo y 10 kilómetros de atletismo). Pero no fue suficiente.
“Cuando corría en la Olímpica pensaba que el Ironman era una carrera larga y exigente, muy mental. Era un reto para mí. Entonces decidí entrenarme para correr un Ironman. Todo el mundo me decía que estaba loca, pues solo tenía cuatro meses para prepararme para una carrera tan larga como esa”, dijo sobre su entrenamiento para el Ironman de Miami, que realizó en octubre de 2013.
“Cuando corría pensaba que estaba cumpliendo un sueño que tenía durante mucho tiempo. Mi meta era llegar, no aspiraba a nada más, solo a llegar”.
Y así fue. Kelly tenía objetivo: hacer en seis horas el medio Ironman, que son 70.3 millas divididas en 1.900 metros de natación, 90 kilómetros de bicicleta y 21 kilómetros de atletismo. Pero cuando pasó la línea de meta se sorprendió de su fuerza al mirar el reloj y darse cuenta que lo había logrado en 5 horas 34 minutos, mucho mejor de lo que se imaginaba. En esa ocasión quedó en el quinto puesto.
Este logro le dio más motivos para seguir entrenando y dos meses más tarde estaba corriendo la misma distancia en Calima, Valle del Cauca; sin embargo la historia no se repitió, pues su cuerpo le pasó la cuenta de cobro por no haberle dado el tiempo suficiente para descansar y prepararse entre una carrera y la otra. Fue apresurado.
Pero no paró. Al año siguiente, el 7 de enero de 2014 estaba corriendo en otro medio Ironman en Estados Unidos, donde obtuvo el tercer puesto.
Y aunque llegó dispuesta a prepararse para participar en los Juegos Nacionales 2015, que inician este fin de semana en 14 ciudades de Chocó y Tolima, decidió no ir. La razón, problemas con las directivas de Indersantander.
“Es doloroso que lleves toda la vida practicando un deporte y alguien que no sabe de esto te diga que estás muy vieja para hacerlo. Este tipo de cosas a mí me hacen más fuerte, me dan más ganas de continuar en esto. Tomé la decisión de no ir a Juegos Nacionales, o mejor tomamos esa decisión junto a Sofía Montoya Muñoz, quien también corre Ironman. Ella es la otra triatleta santandereana, aunque ella vive en Bogotá hace rato”, narró Kelly, quien tiene 39 años.
Esa misma noche que dijo que no iría a estas competencias entró a internet y se inscribió al Ironman de Panamá, que será el 31 de enero de 2016. Cambió su plan de entrenamiento y por estos días esa es su meta.
Y como siempre quiere más, no ha corrido esa carrera y ya está pensando en correr un Ironman completo a mediados del próximo año en Estados Unidos.
Ese será su mayor reto, pues consta de 4 kilómetros de natación, 180 kilómetros de bicicleta y 42 kilómetros de atletismo.
Un comienzo diferente
La vida laboral, académica y deportiva de Kelly inició de una manera distinta.
A los cuatro años ya nadaba perfectamente gracias a las clases de su tío. Fue creciendo como nadadora al punto de que luego le colaboraba a él en las clases, con los niños más pequeños. Así se convirtió en profesora de natación llegando a tomar las riendas del Club Poseidón, que inició su tío y que hoy ella dirige.
En todo ese tiempo transcurrió su bachillerato en el Colegio Nuestra Señora del Rosario de Floridablanca, y años después inició su carrera de Cultura Física en la Universidad Santo Tomás.
“Ya era docente pero me dije: ya sé la práctica y lo manejo muy bien, pero me hace falta algo, la teoría. Necesitaba saber el porqué de muchas cosas. Yo podía dirigir una clase perfectamente pero no tenía la respuesta a muchos interrogantes del quehacer diario. Y me di cuenta que esos dos factores son importantísimos a la hora de ser un gran profesional, en la rama que sea: la teoría y la práctica”, comentó.
No terminó la universidad como el resto de sus compañeros, pues al tiempo de estudiar entrenaba y trabajaba.
Lugo viajó a Cuba a especializarse en Entrenamiento Deportivo y más adelante hizo otro postgrado en Matronatación, que se conoce como la natación para bebés.
El triatlón en Santander
Como buena deportista, quiere siempre que los jóvenes sigan su ejemplo y tomen algún deporte como su estilo de vida, pero según comenta, es cada vez más complicado.
José David Rey Bautista se llama el nadador y triatleta que tiene en la mira para entrenarlo y pulirlo, pues ya ha dado buenas señales de éxito, como en una reciente carrera en Cartagena, donde obtuvo el tercer puesto.
“Lo hace muy bien”, dice Kelly, sin embargo afirma que por el lado de las jovencitas no hay futuro por ahora.
“Él es el único joven que conozco, pero no tenemos mujeres triatletas en Santander. No hay mujeres que lo quieran hacer. Es un deporte muy duro y en esta época poder convencer a un joven entre 14 y 16 años para que practique un deporte es muy complicado. No quieren saber nada de esto, no quieren sufrir. De esas personas nacen muy pocas en mucho tiempo. Es diferente a mi época, porque por ejemplo no teníamos internet, ni celulares. Vivíamos en función de estudiar y entrenar. La vida era menos intensa y no había tantas distracciones como son las redes sociales de ahora. Todo era totalmente diferente”, señala.
Advierte que a los jóvenes que tiene en su club de natación los debe cuidar, pues “son un tesoro para el deporte santandereano. Hay que apoyarlos, motivarlos, incentivarlos, colaborarles. Pero a veces el motivarlos es complicado porque no tenemos el apoyo por parte del Gobierno, solo hemos contado afortunadamente con el director del Inderbú, Ariel García. A él tenemos que darle las gracias por lo que ha hecho con nosotros. Aunque no está en sus manos el deporte de alta competencia, no nos ha dado la espalda cuando hemos ido a tocar la puerta del Inderbú”, explicó.
Por eso cada vez que tiene la oportunidad de hablar ante un medio de comunicación, aprovecha la oportunidad para hacer la invitación a jóvenes para que se acerquen al Inderbú y conozcan el deporte, lo practiquen e intenten ponerse grandes retos en su vida.
Recuerda siempre que el triatlón es un deporte de retos y que generalmente muchos deciden practicarlo después de los 30 años, cuando se es más fuerte mentalmente.
La deportista dice que de nada vale un cuerpo entrenado si la mente es flácida y lo comenta desde la experiencia, porque alguna vez, en plena carrera, se empezó a preguntar: ¿Yo que hago aquí si a mí no me pagan por esto? ¿Por qué sufro todo esto, a cambio de qué? ¿De una medalla? ¿Pero si de una medalla nadie vive?
“Por eso debes ser fuerte mentalmente y encaminarte. En ese caso me respondí: Lo hago porque me gusta, porque es lo que he hecho por mucho tiempo. No puedo dejarlo botado, mira todos los sacrificios que has hecho. Y entonces pienso que me apasiona lo que hago, lo llevo en la sangre, en las venas. Es como un vicio de esos, de los buenos, porque mientras Dios me permita, tenga salud y esté en condiciones de hacerlo, voy a seguir corriendo. Es que esto es algo que se lleva en las venas, esto es pasión. Esto no es un juego para mí, es amor. Solo hay que sentirlo para saber lo que es”, dijo entusiasmada.
Un día de Kelly
El tiempo que le dedica a entrenar es asombroso. Su día comienza a las 4:00 a.m. y media hora más tarde está montada en la bicicleta haciendo a diario un promedio no menor de 80 kilómetros, aproximadamente dos o tres horas rodando.
Estas cifras varían los domingos, su día más esperado, pues pedalea durante siete horas, lo que puede demorar el trayecto de Bucaramanga a Zapatoca, a Panachi, a La Renta (vía a Barrancabermeja) o a Rionegro.
Precisamente ese riesgo de enfrentarse a diario a la carretera, pues el 80% de su entrenamiento es ahí, es el que mantiene a su mamá pegada a las oraciones.
“Para nadie es un secreto el peligro que se corre en una carretera por la imprudencia o el afán de cualquier conductor, por los atropellos verbales de muchos que te gritan cosas. Siempre que regreso a casa de entrenar me recibe con un abrazo y me dice: “cada vez que tú sales yo estoy con el Credo en la boca y descanso cuando llegas”, sufre bastante”, describe.
Así como le dedica algunos días a la bicicleta, otros son para el atletismo, pero los fines de semana siempre practica los tres deportes.
Estas labores las comparte con las de docente del jardín infantil La Ronda, donde comparte su vida con niños entre 3 y 7 años.
También trabaja en el Inderbu, en el aprovechamiento del tiempo libre y actividad física con jóvenes y niños que asisten al Recrear del Norte.
“Es un trabajo muy bonito, porque disfruto darles a esos niños de escasos recursos la posibilidad de tener lo que no pueden acceder por falta de dinero. Es darles un regalo. Son muy agradecidos. Niños con muchos problemas sociales y económicos que me enseñan cosas diferentes, como por ejemplo a valorar más lo que tengo, a no quejarme por bobadas y a darme cuenta que soy afortunada con lo que Dios me ha dado”.
Con ellos comparte miércoles, jueves y viernes, en la mañana.
Cuando se despide de ese grupo de chicos vuelve a la piscina, nada varias horas, pasa al gimnasio, almuerzo y regreso a las piscinas a entrenar con su escuela de natación.
Su día termina cerca de las 7:00 p.m., obviamente con cansancio físico. Cena y como una deportista consagrada se acuesta a dormir temprano, tipo 8:30 p.m.
Hace mucho tiempo que no sabe qué es salir a compartir con sus amigas y amigos, pues lleve un buen tiempo entrenándose y entrenando a jóvenes.
“Al otro día me despierto sin complicaciones y muy temprano. Mi motivación más grande es cuando abro los ojos y me doy cuenta que tengo otra oportunidad. Por eso salgo a trotar, a entrenar, a hacer lo que me apasiona. El día que no sienta pasión dejo de hacerlo”.
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