La importancia de conocer y entender a un niño
¿Se ha preguntado por qué los expertos dicen con frecuencia que la primera infancia es la etapa más importante de la vida de una persona? ¿Tiene indicios para responder?
Conversamos con Ángela María Carreño Olarte, quien nos contó la importancia de este fase de la vida y lo que se puede evitar sabiéndola manejar.
Esta egresada del colegio San Pedro Claver estudió Psicología en la Universidad Pontificia Bolivariana y luego se especializó en Psicología Clínica en el Modelo Cognitivo Conductual, en la Pontificia Universidad Javeriana.
Gran parte de su experiencia se la debe a LaSalle College, red de educación canadiense de artes aplicadas tales como el diseño de modas, la fotografía y la gastronomía, entre otros.
Allí fue directora de gestión humana y desarrollo organizacional para Latinoamérica, donde mantuvo un trabajo cercano con docentes y laborando en una red de apoyo en procesos de infancia y adolescencia.
Ella nos contó sobre la pedagogía en la que trabaja actualmente, la cual está dando a conocer en los colegios de Bucaramanga, donde volvió a radicarse luego de varios años de ausencia.
La primera infancia
La especialista recalca que todos los niños son diferentes.
“El cerebro del niño se puede moldear y si nos basamos en la neurociencia, el cerebro del niño realiza sus conexiones a través de una base genética, pero el 80% de las conexiones las hace a partir de las experiencias y de los estímulos que recibe el niño a través del mundo externo. Como si fuera una red, un mapa. El cerebro del niño se desarrolla en su mayoría hasta los dos años. Por ejemplo, el cerebro de un niño pesa 1,2 kilogramos y el de un adulto 1,4 kilogramos”, recalca.
Igualmente resalta la importancia que tienen los padres de familia de preocuparse por el colegio o universidad en la que su hijo va a estudiar, pero no se debe olvidar la primera infancia, la salud física, mental y nutricional que es clave en esa edad, así como el nivel cognitivo y afectivo.
Trabajando y prestándole mayor atención a la primera infancia se pueden prevenir muchas cosas.
“Nuestras experiencias primarias definen muchas de nuestras conductas futuras. Por eso me encanta trabajar con primera infancia y adolescencia, porque la mejor prevención que se puede hacer para tener un adulto sano y que sepa qué quiere, es con acompañamiento en esta edad. Si todos nos esforzáramos por hacer este trabajo tendríamos niños, adolescentes y adultos más felices, más seguros de sí mismos. No nos burlemos de los niños cuando nos dicen algo. Cualquier cosa que ellos dicen es con una lógica y no necesariamente debemos valorar sus comentarios como correctos o incorrectos. Lo que ellos dicen no es ingenuo, es un análisis profundo”.
85%
del cerebro se desarrolla de los 0 a los 2 años.
¿En qué se basa?
Ángela lleva 12 años trabajando en la psicoterapia y en esas se encontró con la experiencia educativa llamada Reggio Emilia, que tiene varias áreas de trabajo; una de ellas es la Red Solare, enfocada a reconstruir y empoderar los derechos de los niños, en especial en la primera infancia.
Esta experiencia educativa nació en Italia en 1945 y se formalizó en los años 90.
“En Bogotá hay varias ofertas educativas bajo la filosofía que trata de rescatar un poco la imagen del niño, en Bucaramanga tengo conocimiento que el colegio Panamericano aplica parte de esta filosofía. No como un niño vacío de conocimiento que necesita del adulto para ser lo que debe ser, sino como un niño que viene con un potencial rico, que es crítico. El niño necesita que lo escuchen y que sepan qué necesita. Qué quiere explorar, qué quiere preguntarse. Como adultos pensamos que un argumento de un niño es insuficiente, le hace falta concepto, es a medio terminar, pero realmente es muy importante para el niño”, explica.
Y para esto tienen presente siempre una frase importante de Carla Rinaldi, presidenta de Reggio Children: “Una pedagogía de la escucha significa escuchar el pensamiento: las ideas y las teorías, las preguntas y las respuestas de los niños y de los adultos; significa tratar el pensamiento con respeto y seriedad; significa esforzarse en darle significado a lo que se dice, sin partir de ideas preconcebidas sobre lo correcto o lo apropiado.” Basado en estos principios se busca que el niño desarrolle habilidades para la vida partiendo del concepto de que el niño siempre es capaz, competente, crítico y que busca argumentos, descubre.
Mediante talleres
Para poner en marcha este método, la bumanguesa realiza procesos psicoterapéuticos transformando el espacio de consulta psicológica tradicional en un taller creativo y facilitador de un diálogo donde el niño, la niña y el adolescente expresan sus interrogantes, preocupaciones, interpretaciones, expectativas, su pensamiento y sentimientos a través del arte y el juego.
En estos encuentros el menor cumple con unos objetivos terapéuticos y mediante estas expresiones desprovistas de juicios se descubren rasgos y problemáticas. Es a través del arte que el niño tiene la posibilidad de expresarse de una manera diferente a la oralidad y la escritura.
“La idea es que ellos construyan y simbolicen mediante herramientas artísticas su propia identidad, las conclusiones a las que han llegado y las respuestas a situaciones de la vida. Este proceso involucra a docentes del colegio donde está inscrito y a la familia”, agrega.
Los talleres psicoeducativos con niños y adolescentes están dirigidos a potencializar habilidades para la vida en:
– Autorregulación emocional: estrategias de relajación, estrategias en el manejo de la ira, estrategias en el manejo de la frustración, estrategias en el manejo de ansiedad, estrategias en el manejo de pérdidas (duelo).
– Autocuidado: identidad: autoestima, prevención de trastornos alimenticios, prevención de depresión, prevención de abuso de sustancias psicoactivas, prevención del embarazo.
– Habilidades adaptativas: habilidades sociales: básicas y complejas, solución de problemas, comprensión del rol de padre/madre por una convivencia en armonía.
Temores y motivos de consulta
Hablar de psicoterapia o de que el niño tiene un problema depresivo son términos que generalmente alarman a los padres de familia. Este es otro factor que se transforma mediante este método de tratamiento.
“Se busca que las sesiones que en realidad son talleres, se conviertan en espacios de tranquilidad, relajación y artísticos”, menciona.
Pero ¿qué lleva a un niño a ser remitido (en su colegio) a una psicoterapia?
Ángela cuenta que los motivos más frecuentes son situaciones de conducta generadas la mayoría de veces por situaciones familiares como separación de los padres y problemas al interior de la familia. También es necesario recurrir a estos procesos por las dificultades que tiene un niño para adaptarse, bien sea a una ciudad nueva, a un colegio nuevo, a un profesor nuevo, a una clase nueva o a compañeritos nuevos.
“En este caso el psicólogo debe tener la capacidad de evaluar, generar un diagnóstico y hacer una intervención y seguimiento. Personalmente no me gusta el término ‘depresivo’, creo que hay que quitar ese término y en lugar de eso decirle al padre de familia que el niño tiene características que hacen que su conducta y forma de relacionarse encajen en unos criterios de diagnóstico. No se puede decir “eres tal”, sino “tienes unos rasgos que tenemos que revisar. Esto, insisto, angustia a padres, niños y adolescentes”, concluye.