Cómo pensar la ciudad
Por Gilberto Camargo Amorocho – Arquitecto experto en urbanismo
Por estas épocas electorales es muy normal notar la cantidad de foros que se hacen sobre Bucaramanga.
Creo que no es la época, pero es cuando más se intenta de manera apresurada reflexionar y evaluar la experticia de los aspirantes. Parecieran como en el colegio cuando nos hacían los exámenes finales. Muchos de estos se sienten motivados, pues se ven obligados a conocer algo nuevo, que solo lo aplicarán durante la campaña; otros se vuelven idóneos en responder preguntas de moderadores. La mayoría, no tienen incluido esos temas en su plan de Gobierno.
Hace poco quise conocer el pensamiento de los aspirantes a la Alcaldía sobre la movilidad, pero fue imposible. Aunque me gustó la inmensa acogida fallaron los organizadores, el lugar no era el apropiado. Hoy nuestra ciudad, de manera particular y dada su localización regional, tiene muchas visiones para su análisis; aún la gente se reconoce y saluda en la calle, es refugio ante la poca inversión social rural, es un destino de oportunidades, es un lugar menos inseguro y sirve para suplir como sea el derecho a vivir; es también vista como ciudad que garantiza buenos servicios públicos y culturalmente es un lugar para crecer como persona.
La educación y la salud son grandes protagonistas, a pesar de no cumplir con la norma de los 15 m2 de zonas verdes por habitante y no tener movilidad integral solucionada; la ciudad gusta, igual hay buen Internet. Me llama la atención la cantidad de gente de todas las edades que practican la cultura física, no importa que esta cifra esté por debajo de los indicadores por sedentarismo del Observatorio en Salud respecto a enfermedades o muertes por esta causa y que son altos a nivel Colombia.
Pensar ciudad tiene también el propósito de soñarla y proponerla, de convertirla en objeto de construcción, de utopía individual y colectiva. Creo que una gran gestión que haría una vez elegido nuestro alcalde es motivar y desplegar el pensamiento y talento de nosotros los bumangueses, y en especial desde la academia, para ser parte de su reconstrucción tanto material, en comportamiento y a futuro, en ser despensa grande en valores humanos.