Abusar de lo público

Santiago Gómez Mejía, Decano Comunicación Social y Artes Audiovisuales Unab

Nada de lo público se constituye en un tema tan sensible para el ciudadano como el espacio. Todos los días caminamos por andenes, usamos las vías y pasamos cerca de parques que deben garantizar el disfrute de todos los bumangueses.

En el uso adecuado del espacio público se soporta, en gran medida, el bienestar social. Una ciudad amigable, limpia, segura, ordenada y respetuosa con quienes la habitan es vital para sentirnos cómodos con nuestro hábitat.

Pero el tema no es solo de sentirnos bien con el entorno que nos rodea. Espacios mejor diseñados, respetados por la ciudadanía, no apropiados por los privados, garantizan más seguridad. Por eso es vergonzosa la apropiación por parte de privados de espacios públicos en andenes. Es el caso del andén de la carrera 40 con calle 46, en Cabecera, donde se construyó hace más de un año una estructura de cemento que alberga unas matas impidiendo el paso de los peatones, que se ven obligados a utilizar el carril de los automóviles, poniendo en riesgo su integridad, solo por los caprichos de un invasor que se apropió de lo que no le corresponde.

No solo la cultura ciudadana debe transformarse para entender que lo público es de todos y por tanto es también responsabilidad de todos, sino que las autoridades deben sancionar ejemplarmente a los que abusan de ello.

Entre 1995 y 2003 en Bogotá se redujo el número de peatones muertos en accidentes de tránsito en un 58%, parcialmente porque durante ese periodo Peñalosa y Mockus renovaron y recuperaron el espacio público de la ciudad, haciendo una inversión significativa en el cuidado de los andenes de la capital.

En Bucaramanga hay cada vez menos autoridad y, desafortunadamente, cada vez menos cultura. Los andenes reflejan el talante de una ciudad y sus habitantes. Una ciudad con andenes rotos, sucios y ocupados por privados se parece un poco a sus autoridades, pero también a sus habitantes.