Colores que sensibilizan
Paola Bernal, editora Gente de Cabecera ([email protected])
¿Ciudades aburridas? ¿Falta de color? ¿De arte? Muchos responderían que sí, sobre todo cuando a la hora de hacer el balance en cada uno de los sectores son pocos los murales artísticos, las esculturas.
Hay poco arte público que contrasta con uno que otro grafiti que daña las fachadas y el exceso de afiches publicitarios en algunos puntos de la ciudad. Y el que existe poco lo conocemos o no lo sentimos cercano. Muchas veces las esculturas pasan inadvertidas o no generan sentido de pertenecia.
Recordemos que el arte también se convierte en un punto de referencia de los ciudadanos. “Nos vemos cerca de la gorda de Botero” o en la carrera 27 donde hacen el árbol de Navidad. ¿Pero alguien recuerda la escultura ‘Cubo’ que allí está ubicada?
En esta edición quisimos hablar con artistas locales para conocer de qué forma se puede lograr una sinergia entre ellos y las autoridades locales para intervenir artísticamente los espacios. Y trajimos como ejemplo dos colectivos, uno mexicano y uno madrileño, quienes intervienen el mundo con su arte. Personalmente me apasiona su mirada creativa y ese deseo de transformar los lugares, de darles otra energía. Bien vale un abrazo en un muro de Berlín, o palabras en las paredes de las favelas brasileras como inspiración y amor. O las cebras por la vida que quieren ir más allá de las tradicionales líneas blancas y negras, a favor de la vida del peatón.
La invitación de muchos artistas es a despertar de ese modo automático en el que se vive a diario y apostarle a la sensibilidad. El arte es la clave para sentirnos parte de un espacio, cuidarlo, amarlo y transformarlo, pero también para ser más cuidadosos con quienes piensan diferente.
Esos colores nos despiertan en otras dimensiones.