A repensarnos como individuos
El caos se acrecienta en la medida en que como individuos perdamos la paciencia. Qué bueno sería que de manera coyuntural con lo que pasa en nuestra ciudad, nos examináramos desde una esfera más personal. ¿Cómo le estamos ayudando a la descongestión?
La base de todo será siempre una buena actitud. Que sea esta una excelente oportunidad para decirle no más al caos del pito que solo ensordece y altera. ¿Es de los que hace sonar su bocina cuando el semáforo está pasando de rojo a amarillo? ¿Es de los que genera atascos a mitad de las calles, entre dos semáforos, por su afán de pasar de un lado a otro siendo evidente el poco espacio? ¿Qué tan acostumbrados estamos a caminar? ¿Hacemos uso de los parqueaderos o preferimos el facilismo que nos representa parquear junto a una acera y hacer nuestra diligencia?
Seguimos viendo conductores que se detienen en plena vía para dejar un familiar, frenando así el flujo vehicular de todo un carril. Aún se observan autos mal estacionados. Muchos siguen sin respetar la cebra para el peatón. La invitación es a que hagamos de este embotellamiento la escuela perfecta para poner a prueba nuestro civismo.
Qué bien por las personas que han empezado a movilizarse en cicla, que han hecho de ésta su medio de transporte y le aportan así al medioambiente y la descongestión.
Evaluémonos cada uno más allá del caos vehicular. Que nuestro actuar no pase por encima del otro, seamos capaces de ponernos en los zapatos de quien convive con nosotros.
Examinemos nuestro actuar a diario y regalémosle paz a nuestro entorno.