Se valora poco el agua
José David Ávila Zárate. Ingeniero ambiental – Asociación Ambientalista Madre Tierra.
En estos días, la preocupación colectiva se vuelca sobre el posible aumento del cobro en el ‘recibo del agua’. Como el asunto surge por la intención de la Comisión de Regulación de Agua Potable- CRA para desincentivar el consumo excesivo, aprovecho la ocasión para llamar la atención acerca de dos factores que fomentan el desperdicio y la poca valoración de este recurso natural.
El primero. En las ciudades tenemos la comodidad de poder abrir un grifo a cualquier hora y contar con agua potable a presión; nos damos el lujo de emplear esta agua -que es para beber- en el aseo y la higiene; ¿nos detenemos a pensar cómo nos han de envidiar en las áridas sabanas africanas? ¿somos conscientes de dónde proviene esta agua? – de los ríos del campo, ese campo en el que ni siquiera reparamos.
El segundo. De acuerdo a la norma general “lo que poco cuesta, poco se valora”. Por ejemplo, una botella de agua de 350 ml que en el mercado puede costar $2.000, es mucho más apreciada que los 1.000 ml que salen directamente del grifo y que en casa cuestan cerca de $1.300.
Dicho esto, si reconocemos que el precio y la dificultad en acceder al recurso hídrico son factores para su valoración, entenderemos lo contraproducente que resulta la subvención que hacen unos usuarios por otros, en materia del servicio público según el estrato socioeconómico. En mi opinión, cada quien debería pagar según lo que realmente consume, con base en una tarifa razonable que induzca al ahorro y cubra los costos ambientales de llevarse el agua de los campos. Las subvenciones se podrían hacer desde otros ámbitos, pero no como ahora, a costa del líquido vital.
Por todo esto considero que las disposiciones recientes de la CRA podrían contribuir a aumentar la conciencia ambiental ciudadana, porque el afectarnos el bolsillo sin duda nos moverá a percatarnos y cuidar más de ese bien que hoy muchos tenemos subvalorado en casa: el agua.