“Queremos ser la mejor versión de nosotros”
Aunque vive el día a día, Juan Carlos Salcedo Vega tiene claro lo que hace y para dónde va.
Su meta no es llevar a su empresa al primer puesto de la lista de constructoras de la ciudad, pero sí trabajar para ser siempre la mejor versión de ellos mismos y así satisfacer los gustos de sus clientes.
Vive tranquilo porque dice -como una frase común que circula por las redes sociales- que el secreto del éxito está en acostarse tranquilo todos los días.
Y eso es lo que busca equilibrar a diario entre sus labores como arquitecto y gerente general de la Constructora JK Salcedo y su entorno familiar.
“Me gusta tener una buena calidad de vida. A nosotros nos compran por lo que somos y hacemos, y no por competir con alguien”, recalcó en su oficina a pocos días de viajar al extranjero.
Es precisamente en estos ‘ires y venires’ donde logra captar imágenes que luego acopla a sus diseños y espacios.
Esta es una de las razones por las que dijo que no estudiaría una especialización o maestría, pues prefiere invertir ese dinero conociendo ciudades en las que encontrará nuevas maneras de hacer su trabajo.
Juan Carlos es prácticamente el cerebro del estilo diferente que le pone el sello a su empresa.
“Esto se trata de revisar, corregir, volver a revisar y volver a corregir… y así sucesivamente hasta dar con la idea que en algún momento nos dio el cliente. Si al final no me gusta lo que diseñamos sencillamente iniciamos de cero, no importa los recursos invertidos, lo realmente imprescindible es estar convencidos de que lo hacemos bien”, explicó.
Un negocio de familia
Juan Carlos aclara que no provienen de familia de constructores que les dijeron “vengan y continúen con el camino que iniciamos”. No. El cuento suyo empezó de cero.
“Arranqué en la casa, en mi cuarto haciendo diseños. Incluso alcancé a trabajar con una secretaria ahí. Era incómodo pero debía calmar las expectativas que se sienten al principio de empezar con una super oficina. Todo fue creciendo tanto que cada vez se hacía más difícil, la llegada de un cliente y atenderlo en mi cuarto, casi que sentado en mi cama, pagarles a los obreros en la puerta de la casa y hasta la línea telefónica que permanecía ocupada razón por la que mi familia empezó a protestar. Entonces le dije a mi papá, que tenía un local en la Ciudadela Real de Minas, que me prestara un espacio, así fuera pequeñito, dónde poder acondicionar una oficina para atender mejor. Y así fue, en un espacio de más o menos 3 metros cuadrados seguimos trabajando cuatro personas”, narró sobre sus inicios.
Este comienzo le permitió conocer todos los procesos del negocio, tanto que supo lo que era cargar bultos de cemento.
“Esperaba los pedidos, los cargaba y entregaba en las obras. Una vez tuve que llevarlos a La Mesa de Los Santos y el cliente no estaba. Me tocó descargarlos a mí mismo. También me pinché y tuve que descargar 25 bultos para poder despincharla, no fue nada fácil… pero bueno, es parte de esto a lo que le apostamos”, contó.
Y así fue, desde 1997 a hoy fue creciendo y posicionando su nombre en el tema del diseño, la construcción y la arquitectura.
Este trabajo no lo ha hecho solo pues en su equipo están sus dos hermanos, Enrique quien es el gerente comercial y Adriana, gerente administrativa.
“Los tres somos ejes fundamentales en la empresa. A veces yo me desligo de lo administrativo y comercial y pues confío en ellos porque si uno no le cree a los hermanos entonces a quién. En realidad yo hago la parte más fácil, creo. Sin embargo dependemos de los tres y la calidad de vida de cada uno depende de los tres”, comentó.
La Muela y otros logros
Son varios los proyectos que esta empresa ha terminado en la ciudad, sin embargo uno de los que más llama la atención en Cabecera es el edificio La Muela.
Se empezó a trabajar en él hace tres años y fue el resultado de muchos viajes, principalmente de fachadas que lo impactaron en Japón y España.
“Para eso requeríamos que nos hicieran la estructura y se pensó en un principio en la China, sin embargo los costos y tiempos se alargarían. Finalmente hicimos una investigación y encontramos que una empresa en Medellín haría lo que queríamos.
“La Muela fue un proyecto difícil porque se trataba de buscar un estilo que rompiera con los de la zona. De que al pasar alguien dijera que le gustaba o que no… y se logró. Hemos recibido comentarios de quien pasa por el edificio y nos dice ¡Wuau qué bonito y qué chévere! Así como otros nos dicen que les parece horrible. De eso se trataba, de crear un impacto”, contó sobre el edificio ubicado en la carrera 36 con calle 38.
Una de las cualidades de esta construcción es que desde cualquier punto de trabajo hay luz natural, pues se quiso ocultar la estructura del sol pero que al tiempo entrara claridad.
También cuenta con un juego de luces exteriores que perfectamente pueden cambiar de colores.
“Esto lo tomamos de un edificio en Japón en el que al llegar se iluminó con los colores de la bandera de Colombia. Aquí se quiere lo mismo, que si llega por ejemplo un cliente de Brasil se pueda recibir con los colores de su bandera en la fachada”.
Este edificio es, como la mayoría de sus diseños, el resultado de un trabajo en equipo, de una investigación profunda y del criterio de disciplina que siempre ha caracterizado a Juan Carlos.
Por eso logró reconocimientos por proyectos como el Colegio Nuevo Girón y el Colegio Torcoroma, de Cúcuta, entre otros; por los diseños exclusivos para clientes preferenciales como La Muela, y la sección de preescolar del New Cambridge, y por las construcciones resultados de concursos que hoy están en ejecución como el Edificio K39, Park 48 y Santa Ktalina, en Sotomayor.