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Columnistas

Contaminación auditiva en zona residencial

Por Gilberto Ramírez R.

Una forma de contaminación ambiental es la auditiva, generada por vehículos automotores, especialmente por motociclistas en horas nocturnas, la cual tiene efectos nefastos para la salud humana como: pérdida de la audición, alteración del ritmo cardiaco o presión arterial, altas posibilidades de infarto, estrés, desarrollo de hipertensión, alteración del sueño, e irritabilidad y muchos otros.

La Constitución Política consagra en sus artículos 49, 79 y 80, los derechos de los colombianos a la salud, el saneamiento ambiental, y el goce de un ambiente sano y obliga a las autoridades a prevenir y controlar los factores que alteren esos derechos.

Independiente de la congestión vial, la contaminación auditiva diurna generada por todo tipo de automotores, tenemos que soportar la contaminación auditiva nocturna. No hay derecho a que algunos motociclistas irresponsables violen sistemáticamente las normas de tránsito, como colocar dispositivos que producen ruido en los conductos de escape, retirar o alterar de las motos los sistemas que atenúen el ruido generado por los escapes.

La norma establece que no se permitirá la operación de motos en vías públicas que no estén equipados con un sistema o artefacto amortiguador de ruido que opere eficientemente.

Los niveles de ruido permitido en horarios nocturnos (9:00 p.m. a 7:00 a.m.) son de 86 decibeles. A ello se agrega los altos índices de velocidad (motos) en zona residencial, los cuales no deben exceder los 50 k/hora. Está prohibido el tránsito de motos por los andenes espacios para los peatones, capítulo V Código Nacional de Tránsito, operar motos con las placas ocultas o en posiciones que dificultan su identificación, estrategia, utilizada por motociclistas que han modificado el sistema de escape para no ser identificados.

Señores de Tránsito es función y responsabilidad de ustedes en coordinación con otras instituciones diseñar planes de prevención y descontaminación del ruido automotor, de identificar y sancionar a los infractores, formular programas de información y educación sobre el ruido, proponer soluciones estratégicas de cultura ciudadana, para enfrentar esta problemática.