Titto Puccetti, un bumangués en ESPN
-¡Gomelo! ¿será que usted puede leer esto?
– Sí señor, dígame qué leo.
Tito Puccetti entra a la cabina y empieza a leer: “En el aeropuerto detuvieron a una persona con 50 toneladas de cocaína, la policía dice…” Y no titubeó.
Así fue la oportunidad que tuvo y que aprovechó este presentador y narrador deportivo en los estudios del noticiero de los años 90, AM-PM. y que luego de una larga carrera brilla en el país donde el periodismo deportivo es casi una religión: Argentina.
Su nombre figura en la nómina de una de las empresas deportivas más importantes del mundo, ESPN y en dos de los programas de esta cadena norteamericana en su espacio para América Latina: Balón Dividido y Sportcenter.
Su pasión por contar los movimientos de un partido de fútbol aparecieron desde muy pequeño, cuando le bajaba el volumen al televisor y al radio para narrar las jugadas, según cuenta su hermana Patricia.
Ella también fue testigo de cómo surgió el nombre Tito, pues en su registro de nacimiento figura como Jesús David Puccetti.
“Fue mi papá, un día tal vez de cariño empezó a llamarlo así y así le seguimos diciendo. Ahora el mundo lo conoce es por Tito y nosotros también lo llamamos así”, comentó.
Es el mismo Tito quien tomando del pelo con sus amigos se autodenomina ‘hijuepuente’, pues nació en 1970 en Calamar, Bolívar cuando su papá trabajaba en la construcción del puente sobre el Canal del Dique.
Una creciente del río Magdalena los trajo a Bucaramanga, ciudad donde vivieron 19 años. Por eso la ‘Bonita’ fue testigo de sus años de infancia y adolescencia en el colegio La Salle, donde se graduó bachiller en 1989.
Luego empezó a estudiar Comunicación Social y Periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana, en Bogotá.
Apenas estaba en primer semestre cuando ya quería saber cómo era trabajar en un estudio de televisión.
“Claudia Gurisatti rodaba el telepromter y a ella la ascendieron. Necesitaban a alguien que lo rodara, ella me ayudó y me presenté. Y un día faltó quién leyera una nota y como venía de la Javeriana me veían como ‘gomelo’, ahí fue cuando me pidieron que leyera. Ya había hecho seis meses de locución en una academia y eso me sirvió. Estaba muerto del susto pero sabía que era una prueba, prueba que me agarró preparado. Ese texto salió al aire y a partir de ahí siempre que faltaba un audio me llamaban”, contó en su reciente visita a Bucaramanga.
Entró al medio
Las puertas se le abrieron y en 1998 ingresó al Canal Caracol, recomendado por Ricardo Alfonso.
Allí trabajó como reportero y presentador y cosechó amistades duraderas como la que hoy sostiene con Nelson Enrique Ascencio, con quien a propósito lo confundían con frecuencia por “la gomina en su peinado”.
Aunque ya había ampliado su experiencia laboral, sabía que debía retornar a la narración.
Estando en la Copa América Perú 2004 y en cabina junto a William Vinazco y Javier Hernández se le presentó la oportunidad de hacerlo.
Haber relatado en Radio Cordillera, de Todelar, dos años antes, le dio la posibilidad de aprender y lo demostró en este momento. Durante 15 minutos su voz llegó a los colombianos mientras en la cancha jugaban Colombia y Venezuela.
Luego la vicepresidencia del canal le dio dos partidos más de ese campeonato, abriéndose así la puerta de TV Cable, que como dueño de los derechos de transmisión de los partidos del fútbol colombiano de la época, le permitió relatarlos .
Mientras su voz y sagacidad hacían lo suyo en un partido entre Quindío y Cali un ‘cazatalentos’ de ESPN, desde Miami, lo escuchó y preguntó a los suyos ¿este Tito es el mismo Puccetti que presenta noticias en Caracol? Y le dijeron que sí. Luego buscó lo que necesitaba en ese momento el canal: colombiano presentador y relator, y salió en los buscadores de internet: Tito Puccetti.
Así llegó a ESPN, pero luego de un par de años.
‘Buena gente’
Quienes lo han tenido cerca pueden dar fe del ‘don de gente’ que lo caracteriza. No solo sus amigos en Argentina, quienes el Día de la Amistad (20 de julio) le hacen llegar innumerables mensajes de fraternidad, sino su familia, quien ve en él un reflejo de su padre, un gran amiguero.
No tiene ningún acento marcado y quizá es por su trabajo. Es tranquilo, amable y perfeccionista.
Esas fueron las cualidades que lo llevaron a cumplir su sueño de llegar a la cadena deportiva a donde hoy lleva con orgullo su sello santandereano representado en su constancia, responsabilidad, y en la hormiga culona, según él, máxima representación de esta tierra.