Laurita celebra sus 100 años
No todas las personas cumplen 100 años de vida y entre quienes lo logran son pocos los que lo celebran rodeados de casi todos sus familiares. Sin embargo Laura Jaimes de Angarita sí lo hará.
Este 18 de agosto esta mujer nacida en Rionegro celebrará el día en que sus padres María Antonia Ortiz y Martín Jaimes le permitieron llegar a este mundo, en 1914.
Esta mujer tiene 5 hijos, 16 nietos y 17 bisnietos. Aunque habla despacio, Laurita, como la llaman de cariño sus hijos y su enfermera, recuerda con claridad muchos episodios que marcaron su vida.
“Son bastantes años, muchos. Vivimos un buen tiempo en la finca y recuerdo que teníamos muchos animales. Luego nos vinimos a Bucaramanga. Mi esposo me cuidaba mucho, sobre todo las dietas luego de los partos, me preparaba los alimentos, me consentía. Y luego él se encargaba de llevarlos al colegio, un gran hombre”, mencionó en el apartamento de Cabecera del Llano, donde vive con su hija Aura María.
“Es una dama ejemplar, santandereana, de gran carácter, diligente, bondadosa y siempre pendiente de ayudar a quien lo necesitaba. Ha significado mucho en nuestras vidas, con su espontaneidad y su buen humor nos indica que vivió a plenitud cada momento de su existencia. Los retos que afrontó fueron grandes y siempre salió avante”, dice su hijo Saúl.
Hablar con la señora Laura es trasladarnos a las épocas pasadas de la vida en Santander e ilustrarnos con sus mensajes llenos de experiencias y conocimientos. Esto es parte de lo que aún comparte en esas tertulias familiares alrededor del una taza de café:
¿Qué puede contarnos de sus padres?
“A finales del siglo XIX, quienes iban a ser mis abuelos maternos residían en la provincia Comunera. Era una época en la que muchos colombianos y extranjeros sentaron sus raíces en esta zona. Quien iba a ser mi padre, es decir Martín, era cultivador y comercializador de café en Rionegro y sus alrededores. El compraba café en la finca de mis abuelos y allí conoció a quien iba ser mi madre”.
¿Qué recuerda de esas épocas?
“Aunque yo no había nacido, comentaban que en Rionegro, en la época de la ‘Guerra de los mil días’ pasaban los reclutadores de los ejércitos en conflicto recogiendo a los jóvenes para llevarlos al frente de batalla. Entonces, los padres ocultaban a los jóvenes en los apiarios en donde no buscaban los encomendados. Así muchos jóvenes rionegranos sobrevivieron, entre ellos quienes iban a ser mis tíos maternos y mi padre”.
¿Qué recuerda de su niñez?
“Algo que me llamó la atención era que mi familia paterna era musical e interpretaban varios instrumentos como el acordeón, la dulzaina, bandola, la guitarra y el tiple. En mi casa eran frecuentes las tertulias musicales de sana diversión. Esta herencia ha sido transmitida a mis hijos y ahora a mis nietos. Familia que canta unida permanece unida”.
¿Qué le dice a las nuevas generaciones?
“No es fácil sobrevivir estos 100 años en medio de tantas dificultades sociales. Creo que Colombia se merece vivir en paz y debemos unirnos para mejorar. A la gente hay que ayudarla para que cada día se supere”.
Sus herederos
Los cinco hijos de esta aguerrida y fuerte mujer son: José Antonio, Gustavo, Leonor, Saúl y Aura María.