‘Gerenciar va en las venas’
Ser la actual gerente regional de Nestlé, haber tenido a su cargo un centenar de personas en almacenes Éxito, concretar negocios vitales para su empresa y Carrefour y haber estado en Cusiana junto a 300 hombres con la British Petroleum Company, fueron forjando la actitud, habilidad y temple de Gina Tatiana Rodríguez Castañeda.
Esta joven mujer, bachiller del colegio La Merced y Administradora de Empresas de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, regresó a tierra después de diez años.
Nacida en Bucaramanga se destacó desde su infancia por su aplicación y su ‘pilera’ que desde muy niña la llevó a ser nombrada coordinadora académica en el colegio.
Y aunque quiso ser monja, quienes veían en ella un potencial comercial y administrativo lograron quitarle de la cabeza ese sueño.
Hoy, Gina lo agradece porque ha encontrado en us profesión un mundo de oportunidades que la han llevado recorrer el país en diferentes cargos de las más importantes empresas.
Escuchar sus relatos es recibir una ráfaga de ideas, propuestas, entusiasmo y mucha dinámica.
Según reconoce ha sabido hacer pausas en la vida para meditar y escoger el mejor camino. Por eso, una vez terminó el bachillerato decidió darse un tiempo y estudiar primero inglés en el Celai antes de tomar una decisión.
“Yo quería ser ingeniera industrial de la UIS que para mí era lo máximo y aunque obtuve un buen Icfes ocupé el puesto 69 y solo recibían 50”, cuenta.
Tras este tiempo ingresó a la Universidad Autónoma de Bucaramanga. “Quería gerenciar una gran empresa”, recuerda.
Ahí ya tenía vivo ese espíritu y amor por los negocios, heredado de su padre quien fue comerciante y ganadero, además de su faro a seguir.
Se abren las puertas
Siendo apenas estudiante logró hacer su primera práctica en la British Petroleum Company –BP-. Estuvo ocho meses en Cusiana, junto a 3 mujeres y 300 hombres.
Trabajaba 21 días y descansaba 7.
Y aunque le hubiera gustado quedarse tenía que volver a terminar su carrera.
Su segunda práctica la realizó en Avidesa Mac Pollo, como asistente de la gerencia comercial y gerente de mercadeo.
“Allí abrí los ojos. Era una empresa familiar que buscaba potencializarse. La práctica era de seis meses y duré casi un año y tres meses. Me retiré porque me llamó un cazatalentos y me dijo que el banco Anglo Colombiano estaba buscando un perfil como el mío”.
Ingresó al sector financiero como ejecutiva en entrenamiento, luego pasó por todas las áreas hasta llegar a ser gerente en Cañaveral.
Ahí estuvo 5 años en los que tuvo relación con grandes empresarios de Bucaramanga, con gobernadores y alcaldes debido al manejo de las finanzas.
Sigue su éxito
Con esa experiencia acumulada en su corta vida profesional fue llamada a un proceso de selección de almacenes Éxito para el cargo de subgerente de textiles.
“Lanzamos el éxito La Rosita y me di cuenta cómo se logra influencia en la gente para lograr objetivos. Tenía 100 personas a cargo y era responsable de un presupuesto y de unos recursos adicionales para ventas efectivas”.
Tras dos años con esta empresa supo que estaban buscando una ejecutiva senior para una multinacional. Llevó su hoja de vida y pasó la entrevista.
Así comenzó su carrera con Nestlé.
Cuatro meses después las directivas de la multinacional la trasladaron a Medellín como ejecutiva nacional.
“Por primera vez salía a hacerme cargo de mí misma, a afrontar una ciudad sola y a un compromiso muy importante para Nestlé. A los pocos meses se tenía que cerrar la negociación con el Éxito y no era fácil”.
Gina entendió el negocio en corto tiempo y su primer gran reto fue cerrar una negociación bastante compleja en la que las relaciones estaban prácticamente rotas entre unos y otros.
Fueron largas horas de conversaciones, pero al final se lograron establecer relaciones muy fuertes de socios estratégicos.
Su vida familiar
La vida familiar de Gina ha sido pieza clave en sus decisiones.
Al año y medio de estar en Medellín surgió la propuesta de matrimonio que la hizo repensar el ‘negocio’ familiar.
Se trasladó a Bogotá a manejar la cuenta de Carrefour, a negociar con españoles, empresarios curtidos y con cierto aire de prepotencia.
“Allí aflora que tan inteligente es uno para negociar y hasta dónde quieres llegar con un negocio”, reconoce Gina que quienes la conocen califican como una persona que persiste, que no se cansa, que es intensa en lo que hace.
Con el tiempo llegaron a su vida Mariana y Martín, sus dos grandes amores que hoy tienen 5 y 3 años respectivamente y a quienes les quiere dedicar sus mejores años.
Por eso, después de una década, volvió a su ciudad.
“Hace un mes volví porque el ritmo de Bogotá es fuerte y uno tiene que ser consciente de que cuando trae hijos al mundo tiene una responsabilidad más grande que cualquier trabajo”.
Su día a día se va en levantarse temprano, alistar sus hijos, y comenzar su tareas de gerente. Revisa cómo van los negocios, que apoyos se necesitan, qué se debe ajustar para cumplir las metas y está en permanente contacto con Bogotá o con sus empleados.
Además, va al gimnasio y controla su estrés porque además de gerente sabe que debe cumplir roles como mamá, ama de casa y mujer.