Cátedra de Urbanidad
Por Fabio Peña, editor de Gente de Cabecera
Hace un mes el Congreso de la República aprobó un proyecto de ley que ordena a los colegios y universidades incluir la cátedra de la paz, mediante la cual se busca que los estudiantes aprendan a convivir y a respetarse.
Dice el texto de la ley que el objetivo principal será “crear y consolidar un espacio para el aprendizaje, la reflexión y el diálogo sobre la cultura de la paz y el desarrollo sostenible”.
Loable labor la de nuestros padres de la patria, pero respetuosamente creo que primero debieron enseñar a gatear antes que a caminar.
Para hablar de paz y reconciliación, primero se deben enseñar normas de comportamiento elementales, educación, buenos modales, cultura, que es justamente lo que se ha perdido y una de las razones por la cual se genera tanto conflicto en nuestra sociedad actual.
Antes de que los jóvenes aprendan de postconflicto, negociaciones y acuerdos, deben reeducarse en respeto por los demás, en cómo comportarse en la casa, en el colegio, en la calle, en lugares públicos, en eventos; en cómo tratar a sus padres, a sus hermanos, a sus vecinos, a sus compañeros y a sus amigos.
Esas buenas costumbres que nos enseñaron nuestros padres y abuelos y que hoy parece que a nadie le importan, tarde o temprano deberán volver a los currículos académicos.
Es muy sencillo, no se necesitan grandes erogaciones de dinero, es retomar un librito escrito en 1853 por un tal Manuel Antonio Carreño y repasarlo, actualizándolo a nuestra vida moderna pero conservando esa esencia de las buenas costumbres. Así nos ahorraríamos muchos problemas.