La ciudad a 163 mts. de altura
La semana pasada un aviso de prensa daba cuenta de que Majestic, el edificio más alto de la ciudad había terminado de fundir su última placa.
Y aunque falta un año para que sea entregado quisimos subirnos hasta su cumbre que hoy sería la séptima más elevada de Colombia.
A las 11:15 a. m. del viernes 18 de julio estuvimos frente a esta inmensa mole, a la que para mirarla de abajo arriba hay que ir doblando la nuca hasta formar un ángulo de 45 grados entre la espalda y la parte trasera de la cabeza.
Compuesta por cuatro torres que forman una unidad tiene sus cimientos a 40 metros de profundidad (casi como construir otro edificio hacia abajo), anclado con 54 pilotes de concreto reforzado de dos metros de diámetro.
Por eso el más más de la geotecnia en Colombia, el ingeniero Jaime Suárez Díaz, dice que “en caso del terremoto más fuerte que pueda haber en Bucaramanga este va a ser el edificio que menos problemas iría a tener”.
El arquitecto Freddy Pineda y el ingeniero Jorge Luis Oglisatri de Fénix Construcciones nos esperaban en la carrera 41 con calle 41 para llevarnos a lo más alto de Majestic.
Con casco, arnés y todas las medidas de seguridad requeridas nos aprestamos a tomar el ascensor del proyecto en ejecución: una jaula de hierro con puerta de acceso a lado y lado y jalado por una polea gigante.
Cronometrando mentalmente alcanzamos a contabilizar 150 segundos entre el punto de partida (piso 3) y el último piso.
Apenas llevábamos un minuto de recorrido y ya la imagen era impresionante; quienes sufren de vértigo tal vez no se atreverían a mirar hacia abajo.
Al llegar arriba, a la última placa, se percibe una sensación de libertad y de inmensidad tan grande que uno solo despierta cuando le indican que el arnés que lleva no es de adorno y que debe sujetarse a una de las barras de hierro que rodean la estructura para evitar una historia catastrófica.
A 163 metros del suelo y con los 42 pisos (cinco de parqueadero) y 127 apartamentos por debajo se ve otra ciudad: el desarrollo es evidente, las construcciones parecen brotar del suelo, las pocas reservas verdes que le quedan a la ciudad parecen pequeñas islas entre un mar de cemento.
El arquitecto Freddy aprovecha para destacar que Majestic ocupa un área de 18 mil metros cuadrados, donde perfectamente hubieran podido hacer dos edificios, pero prefirieron dejar el 80 por ciento del terreno como reserva forestal para deleite de los residentes y respiradero de la ciudad.
Los edificios que se aprecian desde la altura parecen pequeños, pese a que algunos tienen hasta 20 pisos; los niños que juegan en el parque Recrear del Álvarez se ven como hormigas y los carros como cajitas de fósforo a control remoto.
Si se mira a la derecha se ve hasta el norte; al estadio Alfonso López se le podrían ver hasta los hinchas en las graderías; al frente se ve el imponente puente atirantado de La Novena y a la izquierda se observa Ruitoque y si se agudiza el ojo se puede ver hasta Girón.
El viento a esa hora sopla suave, porque en la tarde –dicen los obreros- hay que tenerse duro so pena de salir volando.
Caminar sobre esta placa, a la que solo hace falta ponerle una máscara metálica y una antena, es como estar en la proa del Titanic. Allí, justamente quedará el sky bar del edificio.
Tras una hora en las alturas había que tomarse la foto de rigor porque ni en parapente se puede lograr esta imagen.
Los maestros de la obra, que a esa hora trabajaban, sonreían pues para ellos ya es normal guindarse a más de 160 metros de altura con el vacío acariciando sus espaldas.
Por fortuna y pese a la magnitud del proyecto no ha habido hechos que lamentar más allá del susto de algún obrero que por error cayó unos cuantos metros.
Evadiendo materiales nos dispusimos a tomar de nuevo el ascensor de regreso a tierra.
En el camino paramos en uno de los apartamentos de 260 metros y en un penthouse de 542 que esperan la llegada de su cocina italiana, sus pisos de mármol y sus acabados.
En este intervalo el ingeniero José Luis hizo énfasis en la modernidad de la estructura cuyo sistema hidráulico y eléctrico no requerirán de personal que vaya y mire los contadores sino que toda la información irá directamente a las respectivas empresas.
También cuenta cómo los apartamentos serán sistematizados, la amplitud de sus espacios y hasta del piano de cola que se importó para amenizar los días y noches.
Nosotros, entre tanto, nos marchamos soñando con tener por lo menos los $1.600 millones que vale hoy uno de los apartamentos más económicos.
Majestic, el ícono de los 32.167 m3 de concreto y 4.747 toneladas de acero de refuerzo tiene lista su estructura.
163 mts
42 pisos
Los más altos
Según el Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano (CTBUH) con base en Pensilvania un rascacielos “es un edificio en el que lo vertical tiene una consideración superlativa sobre cualquier otro de sus parámetros y el contexto en que se implanta”. Se consideran rascacielos edificios que superen los 150 metros .