Ya da miedo Metrolínea
Por Fabio Peña / Editor de Gente de Cabecera
Cómo ha cambiado Metrolínea. Hace cinco años cuando comenzó el servicio, la gente se podía subir sin problemas, viajaba con comodidad, se habían desterrado aquellos sonidos estridentes de rancheras, vallenatos, reguetones y despechos que acompañaban los buses urbanos, así como las ventas de comestibles, agujas, tijeras, estampitas de la virgen, al palabrero de turno pidiendo ayuda económica para su hijo que estaba en la clínica, pero que a la vuelta de la esquina lo estaba esperando con el recuado, etc.
Fue un buen comienzo y parecía que íbamos por buen camino.
Sin embargo, hoy distinto.
A la entrada de las estaciones se ven pordioseros sentados en el piso esperando una moneda.
Los colados son por decenas cada hora.
Y ahora, para colmo, los grupos de delincuentes encontraron nido allí.
Raponeros, ‘cosquilleros’ y hombres armados se pavonean por las estaciones y los buses, sin que se haga algo por evitarlo.
En los buses pululan los cantantes frustrados que por dos estrofas mal interpretadas piden dinero, o los raperos criollos que improvisan unas retahilas sin ton ni son.
Ni qué decir de los vendedores ambulantes que encontraron su negocio redondo al ‘trabajar’ toda la mañana en un sistema que los lleva y los trae por un solo pasaje o colados.
Ya hubo alguna solución con la presencia de policías en los puentes de acceso a las estaciones, pero ¿quién cuida en los buses y en las estaciones?
¡Cómo ha cambiado Metrolínea! Lástima.