La sostenibilidad urbana
Por Gilberto Camargo Amorocho
Este calificativo no significa que la ciudad sea sostenible por 10 o 15 años, sino que se habla a perpetuidad, que sea durable.
Una de las preguntas que se hacen los analistas es ¿ciudades como Bucaramanga, que inventan, filosofan, educan y hasta sirven de refugio… continuarán en el tiempo o estarán destinadas a desaparecer?
Debemos mirar más allá de las ciudades o qué hay detrás de palabras como ‘desarrollo sostenible’. Según el informe Brundtland, tiene que ver con cumplir con las necesidades del presente sin afectar la capacidad de las generaciones futuras para suplir las propias, un concepto de equidad entre las generaciones.
Otra definición del año 77 dice que una ciudad sostenible, ideal y seria es aquella en la cual toda la energía se obtiene de aportes actuales directos del sol y todos los recursos renovables son reciclados.
La cuestión es saber si es posible o no establecer modelos de desarrollo que permitan, por lo menos, a las personas permanecer vivas.
Se sabe que para permanecer vivo se requieren 2.300 kilocalorías al día, en Estados Unidos sus habitantes usan 100 veces más calorías que un ser humano común y corriente. Las preguntas restantes son: ¿queremos acelerar el crecimiento económico o mejorar la calidad del crecimiento? ¿queremos aumentar el índice de desarrollo humano? ¿queremos mejorar la calidad de vida o simplemente llenar las necesidades básicas?
Es pues un tema que debe masificarse y discutirse desde dentro de Bucaramanga, barrios, escuelas, instituciones. Es cultivar una cultura sembrando semillas sobre la vida y su perduración.
El conocimiento y su socialización harán que la sostenibilidad se construya dentro de la ciudad y somos nosotros los habitantes quienes a rato diremos: “este no es el lugar soñado”.
De esta forma podremos evitar estar en riesgo de una ciudad insostenible, cosa que algunos cuando transitamos por la autopista percibimos gracias a varios signos y señales.