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Nuestra Gente

«Lleno el álbum del Mundial desde 1966»

 

Óscar colecciona todos los álbumes, incluso los que no han sido impresos por la firma italiana Panini, que comenzó oficialmente en 1970.

Óscar colecciona todos los álbumes, incluso los que no han sido impresos por la firma italiana Panini, que comenzó oficialmente en 1970.

Óscar Adolfo Serrano Novoa / Especial para Gente de Cabecera

Llenar los álbumes de los mundiales del 66, 70, 74 y 78, era todo un programa, no tanto para mí como para mi padre y para uno de mis tíos paternos a quienes la fiebre del mundial se les subía, lo mismo que a todos quienes compartíamos las vacaciones en la vieja casona de los abuelos ubicada en la calle 45 con 28 del Barrio Sotomayor.

De acuerdo al mundial de fútbol respectivo y tan pronto salían los primeros rayos de sol del nuevo día, ya estaban sobre la mesa del comedor los 2 álbumes, el de mi papá y el del tío Henry.

El del tío, por ser el hermano mayor, ocupaba el mejor puesto de la mesa, la cabecera; al de mi papá le correspondía estar a la izquierda según el sentido de las manecillas del reloj.

Este es el álbum de 1970, con Pelé, en el que las láminas no se pegaban totalmente para permitir la lectura de la información que traía

Este es el álbum de 1970, con Pelé, en el que las láminas no se pegaban totalmente para permitir la lectura de la información que traía

Bueno, pero y ¿cuál era el papel de todos nosotros, aquellos que heredamos este maravilloso hobby? Pues estar pendientes de que abrieran el Almacén Leo y Mi Cabaña para ir a comprar los sobrecitos donde venían las monas del álbum.

Aquel sobre en papel periódico, impreso a 2 colores y pegado con goma donde se incluían 3 láminas de jugadores, si estaba uno de buenas, de vez en cuando venían 4.

El sobre había que abrirlo con mucho cuidado porque al estar engomado a veces algunas de las figuritas venían adheridas y se rompían al despegarlas.

En ese entonces afortunadamente el dinero salía de los bolsillos de los dueños de cada álbum y nosotros debíamos conformarnos con la propina que nos daban si les salían muchas para pegar.

Nunca olvidaré los pocicles de kola, los dulces Celis doble piso de arequipe y guayaba y las pistolitas de anís que nos comprábamos en la tienda de Don Salvador Rodríguez con nuestras ganancias por ser mensajeros y muy eficientes mercaderes mundialistas.

Estas han sido las portadas de todos los álbumes del mundial. Incluso el de 1966 que no lo hizo Panini y otros

Estas han sido las portadas de todos los álbumes del mundial. Incluso el de 1966 que no lo hizo Panini y otros

La misión de todos nosotros, que en ese entonces éramos apenas unos niños, consistía en entregarle a nuestros adultos encargados de los álbumes los sobres de láminas para que ellos, y sólo ellos los abrieran.

Una vez destapados, las láminas iban organizándose sobre la mesa en estricto orden ascendente en cuanto a la numeración para luego ubicarlas en las respectivas páginas y engomarlas finalmente.

Pero la engomada sí que era todo un proceso.

Primero había que abrir con una cuchilla de afeitar de ese tiempo un huequito al dispensador de hule del frasco de vidrio que contenía la goma arábiga EGA con la que se pegaban las monas.

En esos álbumes, la información de cada jugador estaba escrita en el mismo espacio donde debía ubicarse y por lo tanto sólo debía engomarse la parte superior, teniendo sumo cuidado en no depositar demasiado pegante y así evitar que las páginas se adhirieran al cerrarlo después de la faena.

Para evitar el exceso de goma, debía tenerse un trapito húmedo para limpiar el sobrante; obviamente el manejo profesional del trapito también era responsabilidad de los adultos.

Nosotros sólo debíamos esperar a que se acabara el proceso para saber cuántas monas salían repetidas y de prisa salir a cambiarlas con nuestros amigos o personas que se ubicaban en la calle 36 con 17, en la carrera 15 con 35 y muchos otros sitios como el Ley de Cabecera o tiendas de barrio, entre muchos otros.

Los nuevos formatos son más coloridos y las láminas son autoadhesivas.

Los nuevos formatos son más coloridos y las láminas son autoadhesivas.

Llegar a la casa con las monas intercambiadas era también todo un programa porque de igual manera los propietarios de los álbumes, volvían a retomar sus respectivos puestos y comenzaba de nuevo el ciclo de pegue y limpieza y así hasta completar la totalidad de las figuras.

Eso sí, muchas veces se acababa el mundial respectivo y el álbum no se había completado porque las empresas editoriales que los imprimían tenían como estrategia sacar una ó más monas un poco más tarde para mantener la expectativa y lograr más venta de sobres donde de vez en cuando se incluían aquellas que llamábamos las difíciles, entre ellas recuerdo en el mundial del 66 al arquero de México, Calderón y en el del 70 a Pelé, si mal no estoy.

Así fueron pasando los años y a medida que se realizaba un nuevo mundial, y nosotros crecíamos, también íbamos asumiendo nuevos roles y por lo tanto mayores responsabilidades como por ejemplo el manejo del trapo húmedo, la apertura de los sobres para no dañar las láminas y buscar el mecanismo más apropiado para quitar el sobrante de pegante que se secaba en el dispositivo de hule del envase sin romperlo, ya que la goma seca se convertía casi en cemento cristalino que de no retirarse apropiadamente podía dejar inservible aquel líquido esencial.

También, como era de esperarse, el dinero ya tiene que salir de nosotros mismos y por lo tanto hay que robarle un poquito al presupuesto familiar. En vez de 2 libras de carne comprar 1 y media, de 15 panes pasar a 12 y así con cada elemento de la canasta familiar.

La propina pues será la correspondiente cantaleta de quien dice llamarse la señora de la casa y salvaguarda del presupuesto mensual de gastos. Pero que todo sea por la pasión futbolística más popular del planeta.

Todo fue evolucionando y los álbumes también, del frasco de goma se pasó al pegante en barra o al colbón líquido que era más fácil de manejar; la información de los jugadores ya no estaba en el mismo espacio sino en la parte de abajo o en la misma mona impresa abajo del jugador y los sobres ya eran en papel brillante donde la apertura de este era mucho más segura.

Ya las páginas pegadas por el exceso de goma eran cuestión del pasado, abriéndose paso las láminas autoadhesivas y el papel tanto del álbum como de los cromos más elegantes y en colores de mucha mejor calidad.

Los sitios de intercambio y el mismo proceso de compra también evolucionaron pero considero que se perdió toda la magia del llenado del álbum. Ahora en tan sólo unos días se puede completar, ya no hay láminas difíciles y el proceso de intercambio una a una se volvió netamente comercial, donde se pueden pagar miles de pesos por un solo caramelo, mona, figurita, cromo, matacho o como suelan llamarse las láminas en cada región.

De todas maneras, no me queda más que agradecer a mi padre y a mi tío que me hayan enseñado tan maravilloso hobby, el cual me ha permitido conservar cada uno de estos álbumes desde el año 66 hasta nuestros tiempos.

Un agradecimiento especial a mi primo Juan Camilo Serrano Valenzuela, compañero de faena y juicioso coleccionista, quien me ha suministrado los álbumes del mundial del 66 y del 70 para el registro fotográfico, ya que desafortunadamente los míos se han deteriorado por causas naturales uno y por un mal almacenamiento el otro, asunto que no me perdonaré jamás.

* Escrito dedicado a mi tío Henry Serrano Uribe (qepd) y a mi padre, Rymel Serrano Uribe, por toda sus enseñanzas y por inculcarnos tan preciado pasatiempo posible de realizar cada 4 años.

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En cifras

639

figuras tiene el actual álbum del mundial Brasil 2014.

$153.600

vale llenar el álbum este año, si no le llega a salir ninguna lámina repetida, lo cual es prácticamente imposible.