‘Yo fui el primero que hizo una prótesis’
Por las manos de Alonso Amaya Albarracín han pasado tantos pacientes que ya perdió la cuenta.
Y cómo no si lleva más de 47 años aportándole a la historia de la odontología en Bucaramanga.
Su vida ha girado siempre en torno a esta profesión, desde su ‘tío abuelo’ Dionisio Amaya, graduado en 1930 en la Escuela Nacional de Odontología la descendencia ha optado por esta profesión: su papá fue dentista licenciado, su hermano German tiene un laboratorio de prótesis dental, su sobrino Erwin Ramírez Amaya tiene otro laboratorio… y para completar el ramillete, sus hijas gemelas: María Paula y María Andrea también son odontólogas.
Eso ha sido suficiente para dejar huella y lograr que su nombre quede grabado en la memoria de pacientes que luego de haberlo visitado hace 30 años, hoy lo siguen haciendo.
Tras haber terminado sus estudios en la Universidad Nacional y de especializarse en Laboratorio y Rehabilitación, recibiendo clases de renombrados profesionales como Jaime González y Álvaro Pérez Norzagaray, este californiano (Santander) dio sus primeros pasos como empresario.
“En 1967 nos reunimos con Luis Eduardo Meza, Ángel María Castellanos y con Jairo Calderón (q.e.p.d.) para asociarnos y montar nuestro consultorio. Luego se unió Rafael Ortega. Eso lo hicimos en la carrera 33 con calle 47, cuando acababan de inaugurar la carrera 33. Pagábamos $2.000 de arriendo”, comentó.
Mientras se ganaban la confianza de los residentes del sector, pues la mayoría de actividades de oficina y salud estaban ubicadas en el centro de Bucaramanga, vieron el imparable crecimiento de Cabecera.
“Cuando llegamos los muros de la primera etapa tenían solo un metro de alto; el Club Campestre tenía amplios campos de golf -donde hoy funciona el Club Unión- y solo estaban las casas del lado de La Presentación.
“Luego de un corto tiempo compré el lote en el que hoy me mantengo, en la carrera 29 entre 47 y 48, allá siguieron Meza y Castellanos. Fuimos los primeros en llegar a esta zona con un centro de salud y así se fue expandiendo este sector, pues además del doctor Luis Rey, que atendía en su casa, no había más consultorios en Cabecera”, narró.
Odontología de ayer y de hoy
Así como fue testigo del cambio urbanístico de Bucaramanga, también de la evolución de su profesión.
“Fui el primero que hizo una prótesis fija o puente fijo, de más de 6 dientes. Tengo trabajos de 40 años puestos en las bocas, rehabilitaciones de porcelanas, mis pacientes son muchos a los que hace 40 o 20 años les puse prótesis. En realidad han cambiado las marcas de materiales y algunos sistemas.
“La nueva odontología no la práctico porque es absolutamente temporal, como los diseños de sonrisa. Los tratamientos de brakets son necesarios, no hay otra manera de mover los dientes, de pronto con ortopedia, solo que es importante recordar que los tiempos en que se hacen deben ser los acordes y no prometer que en 2 meses se hace todo cuando se le está haciendo un daño a la raíz de los dientes”.
Respecto a los equipos comenta que han cambiado pero “para mal”, pues los de antes eran mucho mejores, más resistentes. Esto lo dice mientras señala su sillón americano que lo acompaña hace 40 años y que no tiene ni un rasguño.
El doctor Alonso dice que aunque es un oficio de mucha dedicación, ha sido su pasión siempre y que lo hará mientras su salud se lo permita… y sus clientes, pues así como su generación se ha movido en este medio, sus pacientes han delegado a sus hijos y nietos el cuidado de su salud dental.