“Drogas, prostitución y armas… aquí se ve de todo”
Para los residentes y comerciantes de la carrera 33 entre calles 52 y 54 la tranquilidad de los fines de semana se esfumó hace más de dos años.
No la volvieron a sentir y aseguran que solo la recuperarían cuando se cierre definitivamente un establecimiento comercial que hasta el sol de hoy solo les ha traído dolores de cabeza, angustias, trasnochos y miedo.
El calvario inicia los jueves a eso de las 3 p. m. y culmina en la madrugada del lunes… cuatro eternas noches escuchando el roce de cuchillos en peleas de jóvenes, gritos, groserías, insultos y patrullas de la policía.
Gente habló con varios vecinos del sector quienes quisieron contarnos qué ven, escuchan y sienten durante los fines de semana en esta cuadra.
Por razones de seguridad y por petición de ellos omitiremos sus nombres.
“Se ve de todo”
“Vemos niñas de 11 a 16 años con ropa pequeña pero sintiéndose grandes y protegidas detrás de sus novios y amiguitos. El manoseo en público es constante y ni qué decir que son ellas las que, en sus prendas íntimas y lo poquito que tienen de ropa, esconden los cuchillos, la droga y las armas que sus ‘parejitas’ les piden guardar cada vez que sienten cerca la presencia policial.
Los policías dicen que les preocupa que un día de estos sea un compañero suyo el que muera por cuenta de estos muchachos. Se sienten desarmados porque esta gente tiene informantes y cuando llegan ya todo se ve normal”.
Igualmente contó que una vez conducía su carro frente al sitio y se le abalanzaron cinco jóvenes “como locos, tal vez drogados”. Eso fue un domingo en la tarde.
“Me da miedo ver ese montón de muchachos con esas pintas e imaginarme que pueda ocurrir una pelea y uno esté en medio de ellos ¡qué pavor! También hemos escuchado tiros y hemos sabido de heridos. Uno escucha seguido que se dicen: “ñero quítele el puñal” “pilas, pilas, corran, esconda el cuchillo que vienen los ‘polochos”… y así sucede después de medianoche porque en el día vemos otras cosas, por ejemplo que cogen las fachadas de los negocios y edificios cercanos como orinal ¿será que en ‘Matinée’ no hay baño?”.
Este lugar funciona hace 3 años y ha sido sellado por la Alcaldía de Bucaramanga dos veces. Al parecer paga de arriendo entre $3.000.000 y $3.500.000.
Junto a otros vecinos, este residente recoge firmas para enviar al despacho del alcalde, a la Secretaría de Educación, de Salud y al Concejo de Bucaramanga una solicitud de cierre total y pedir explicaciones del por qué no se efectúan acciones concretas frente a esta problemática.
“Tenemos entendido que este negocio funcionó en el norte de la ciudad, que lo sellaron y luego abrieron en Morrorrico, que allí también cerraron y se vinieron a Cabecera ahora… al parecer pueden hacer esas trampas porque cambian el nombre del representante y se trasladan. Sin embargo creo que deben pesar las quejas de los vecinos porque la degradación humana que vemos no tiene nombre”.
“Con bombos”
Otra vecina narró sus noches largas gracias al ruido de bombos y platillos.
“Cuando no es esto son los animadores que tienen allá adentro que gritan terriblemente. Un día me asomé porque escuchaba algo raro y era el ruido que se produce entre dos cuchillos… eran dos muchachos peleando. Uno se pregunta ¿dónde estarán los papás? ¿sabrán qué están haciendo sus niñas y niños de apenas 12 años?”, comentó.
Ventas por el piso
Algunos comerciantes, con cierto temor, se refirieron al bajonazo de las ventas que han tenido por cuenta del ambiente inseguro que allí se respira los fines de semana.
“Uno sí se siente en peligro porque ve a muchos chicos con cuchillos grandísimos que se pasan entre sí y uno se imagina a qué hora se arma la pelotera y se meten a esconderse aquí”, dijo uno.
Otro dijo que tristemente se había acostumbrado a lidiar la situación.
“Cuchillo va, cuchillo viene, también machetas y pistolas. De 3 a 6 p. m. se ven menores y luego llegan lo que ellos llaman ‘vieja guardia’ que se la pasan peleándose entre sí hasta las 3 a. m. Todo esto genera miedo en el cliente, que aunque no le digan nada directamente, se sienten en peligro, por eso muchos no volvieron y las ventas bajaron 50%”, relató.
Hasta los taxistas han sido víctimas de estas ‘bandas’, pues cuando llegan al semáforo se le lanza un grupo y le roban el celular y el dinero que llevan.
“Deberían pasarse un lunes a las 6 a. m. y ver cómo amanecen los andenes, con bolsas de perico, patas de marihuana… porque el olor a eso es constante, ah y más el olor a orines. Es que allá sí debe haber baños, pero parece que de 3 a 6 p. m. cierran las llaves de paso, esto para que los chicos consuman el agua que venden, que es a $1.000 la bolsa. Así evitan que se peguen de los lavamanos a tomarla y los obligan a comprar.
¿Qué se hace?
Jhon Claro, concejal de Bucaramanga, invitó a la comunidad vecina a conseguir pruebas contundentes, como videos y fotografías, en las que se evidencie la problemática mencionada.
“No podemos hablar que allí hay prostitución, venta de drogas y porte de armas si no tenemos pruebas. Debemos conseguirlas para poder ayudarlos y lograr el cierre del lugar. También se debe procurar saber si tiene fallas en su funcionamiento, en cuanto a instalaciones, puertas de entrada y salida, ventilación e higiene, entre otras”.
El concejal puso un ejemplo claro del por qué este sitio se reabre.
“Hay un truco que usan: cierran un local que se llama por ejemplo ‘Estrellita’ cuyo dueño figura Pedro María. Cuando lo cierran lo coge un hermano que se llama María José quien lo abre y sea con el mismo nombre u otro y listo. El que cerraron era de Pedro María y lo sancionan es a él. Se vende a otro supuestamente pero es el mismo dueño”.
Gente se comunicó con la Policía Metropolitana de Bucaramanga para conocer sus acciones frente a esta situación y cuántas llamadas durante el fin de semana reciben por parte de los vecinos, pero por cuestiones de tiempo y trámites no se alcanzó a establecer comunicación.
‘La situación ya la habíamos denunciado’: concejal Jaime Beltrán
Este concejal le ha hecho seguimiento al caso.
“Se hizo en octubre un debate y además de evidenciar con videos que allí se vende agua adulterada y droga, se logró con esto el cierre. Pero pasó lo de siempre, cambiaron el representante y reabrieron.
“La problemática no solo es el consumo de drogas, sino la guerra entre pandillas y la prostitución infantil que se da allí. Se citan en redes sociales para enfrentarse en este sitio y en sus alrededores y por eso llegan armados.
“La cuestión es que están amparados en el régimen de ‘club’ cuyas normas de funcionamiento son diferentes.
“Es importante que la comunidad se una a través de firmas, plantones y se presione al estado para que se generen respuestas concretas sobre el funcionamiento de estos lugares.
“El llamado a todos los vecinos, no a los mismos tres o cinco que se quejan, sino a todos, es que se unan y tomen pruebas para lograr algo, mi pregunta es ¿Si fueran los hijos de uno los que es tuvieran ahí, seguiríamos ignorando todo? En esto también juegan papel fundamental los medios de comunicación, que se denuncie públicamente lo que pasa allí, no callarlo”, dijo el concejal.