‘Así jugábamos en el parque Las Palmas’
José García /Especial para Gente de Cabecera
Hace 50 años quienes vivían cerca del parque Las Palmas lo conocían simplemente con el nombre de ‘El Parque’.
Para quienes vivían a más de tres cuadras de distancia se les aclaraba que era ‘El Parque de la 44’ para que no se confundieran.
A diferencia de otros parques de la ciudad este no tenía ningún busto de algún prócer de la independencia, literato o político. Curiosamente, excepto algunas palmas que empezaban a crecer, no tenía ningún árbol frondoso cuya sombra impidiera que el prado creciera.
Tampoco tenía matas con flores ni las antihumanas cercas de alambre, a veces con púas, que se colocaban en algunos parques de la ciudad. Tenía varias bancas de cemento cuyos soportes permitían que fácilmente pasara entre ellas un balón Nº 5. Esto permitió que los jóvenes lo utilizaran para un juego que llamaban ‘banquitas’.
Marcar un gol de lejos era muy difícil y por lo tanto no se requería de porteros.
Con cuatro personas se armaba un partido de ‘2 contra 2’.
Para mantener los prados siempre verdes el Municipio tenía un jardinero que vivía con su familia en un lote al frente, en la parte sur-oriente del parque, donde hoy queda una academia de idiomas.
Los jóvenes deportistas no tenían problemas con el jardinero de lunes a sábado en la mañana, ya que todos estudiaban, la mayoría en el San Pedro y otros en el Santander.
El problema era los sábados en la tarde, los domingos y en vacaciones cuando el jardinero trataba de quitarles el balón ya que le dañaban el prado que con tanto esmero él cuidaba.
A veces aparecía una patrulla de la Policía a colaborarle pero entre todos sabíamos que si el balón terminaba pasando la cerca del jardín interior de don Napoleón Martínez, allí estaría a salvo.
Fueron tantos los balones que se gastaron que la parte exterior del cuero de los balones se fueron acumulando en casa de uno de los deportistas.
La llegada del béisbol
Por esa época uno de los de ‘El parque’ viajó a pasar vacaciones a la Costa Atlántica, donde estaba de moda el béisbol y aprendió con todo el vocabulario inglés: catcher, pitcher, out, strike, base, home, etc.
Aprovechando una ida al Sears de Barranquilla se compró un bate.
Al regreso de vacaciones llegó enseñando las reglas de este deporte desconocido en buena parte de la ciudad.
Como no había almohadillas para las bases se decidió que los postes de las luminarias serían las ‘bases’ y el ‘home’ donde hoy está el busto de José de San Martín.
Como bola se utilizaba una pelota de tenis y como manillas las conchas de cuero de los balones de futbol ya dañados.
Algunos de los que pasaban en auto por el parque se admiraban de este nuevo deporte así que estacionaban el vehículo, aprovechaban para verlo y les explicábamos cómo se jugaba.
En el parque había tres grupos de jóvenes dependiendo de la edad.
Los menores eran los deportistas liderado por German Melo McCormick. Un grupo intermedio por César Ardila Gómez y uno mayor por Nelson Luis Gómez.
Buenas épocas para recordar …